En el litoral central, cada 18 de marzo una misa solemne se celebra, repleta de fieles que invocan al Santo Cristo de la Salud en La Guaira. La catedral de San Pedro Apóstol, que guarda la adorada imagen, se llena de rezos y de rogativas. Si algo anda mal en esta Venezuela en crisis es la salud. La negligencia de quienes gobiernan y las condiciones imperantes en materia de salubridad pública, hacen de este un problema realmente grave.
Una devoción anclada en la esperanza popular
Hace unos años, durante una epidemia de dengue que llevó al hospital a 6 sacerdotes de la curia guaireña, aparte de a muchos vecinos del lugar, se alzó la voz del obispo, monseñor Raúl Biord Castillo, abogando por los desasistidos y rogando al Cristo de la Salud. Ello le valió un desencuentro con el gobernador de la época, célebre por su particular insensibilidad ante estos temas humanitarios.
Es de recordar, igualmente, la terrible tragedia que sufrió la población cuando, en 1999, recién encargado Hugo Chávez de la presidencia de la república, se produjo el conocido como «Deslave de Vargas».
El fango sepultó personas y viviendas en una catástrofe sin precedentes. Mientras la gente suplicaba por asistencia y dos buques estadounidenses esperaban en aguas internacionales, con suficiente y vital ayuda, el gobierno y su presidente sólo se preocupaban por una consulta electoral que atornillaría su régimen. Fue una demostración de inhumanidad extrema que no se olvidará. Tampoco ha olvidado la población la cercanía del Santo Cristo de la Salud, que ofreció consuelo y más de un hecho milagroso para los sobrevivientes.
La gente acude al Santo Cristo de La Guaira a buscar milagros…¡y vaya que algunos los han encontrado! La devoción por el Santo Cristo no hace sino crecer de año en año.
La ofrenda cívica
Se trata de un Cristo crucificado, representado con gruesos clavos en las manos y los pies, pero presto a ascender glorioso a los cielos. Cuando llega el momento de la consagración, el obispo alza la hostia y el cáliz e, inmediatamente, se dejan escuchar las notas del himno nacional de Venezuela como un homenaje cívico al Dios vivo.
La Sociedad del Cristo de la Salud, y la centenaria Sociedad de Protección Mutua Vínculo de Caridad -la primera, fundada en 1851-, se hacen presentes. «Nuestros corazones como nuestras manos en estrecho y fraternal vínculo de hermandad», reza una placa colocada en la sede en su fecha centenaria, el 26 de octubre de 1951.
Una devota procesión
La procesión es un momento solemne en estas celebraciones que involucran a toda la comunidad. Católicos o no, esperan en el Santo Cristo de la Salud y acuden a sus pies.
Al terminar la misa la procesión recorre calles y callejuelas del antiguo centro histórico de La Guaira, pasajes y laberintos de escaleras y casas que miran el mar y la montaña, a la sombra de los viejos castillos españoles, un potente sistema de defensa construido en la época colonial.
Muchas personas abren en sus hogares puertas y ventanas para recibir simbólicamente al Cristo de la Salud: «Señor, no somos dignos de que entres en nuestra casa. Una palabra tuya, una mirada quizá, bastará para sanar», parecen repetir una y otra vez.
No faltan las imágenes de San Juan y San Pedro, patronos de los negros que enriquecen la venezolanidad con su cultura, su trabajo y su amable y hermosa presencia que alegra el sol marinero. Ramos de flores, oraciones, carteles y banderines blancos y amarillos, como la bandera de la Santa Sede, saludan el paso del Señor de La Guaira y el mundo.
Mujeres protagonistas
Escribe Horacio Biord Castillo, hermano del obispo, presidente de la Academia Venezolana de la Lengua, antropólogo en su emotiva crónica:
«Lo más conmovedor de toda la ceremonia es, sin embargo, la devoción de los participantes. Enternece la fe ciega, sencilla y confiada de quienes piden al Señor la salud del cuerpo y del alma y, al mismo tiempo, la paz necesaria para consolidarla o agradecen la intervención divina en un momento difícil y decisivo de sus vidas, como la señora Mónica de López, residente en Caraballeda, cuyo hijo Daniel Alejandro López cargaba la urna del Señor en tránsito hacia la Resurrección. Muchas personas han hecho el recorrido penitencial durante años, cuentan Ana María Díaz Ribas, de 88 años, nativa de Mérida, quien lleva más de 50 años asistiendo a la procesión o Ana Zambrano de 85, quien desde niña ha asistido, o Graciela Mamani de 68, quien ha recorrido el itinerario del Cristo desde los 3 años».
«Los cargadores son hombres llenos de fe y esperanza que cargan por empinadas cuestas la imagen -reseña Biord-. Pero las mujeres reclaman su protagonismo y, desde la esquina de Palma Sola, piden llevarlo en sus hombros y, aunque más adelante reciban ayuda masculina, son ellas quienes hacen entrar la imagen a la catedral».
Todo comenzó por un error
La imagen del Santo Cristo de la Salud, que llegó por error al puerto guaireño hace 218 años, es venerada cada víspera de la Semana Mayor. En Vargas le atribuyen milagros y sanaciones. Los integrantes de su cofradía esperan que las nuevas generaciones no dejen perder su legado. Así que todo comenzó por un error.
La peste mataba a las personas por aquellos días de 1600. Corría la Semana Santa. Los buques no dejaban de llegar al puerto de La Guaira, que servía a Caracas, llena de haciendas propiedad de españoles y de negros que llegaban desde Europa y desembarcaban allí. En medio de ese panorama, los sacerdotes de la costa litoralense sugirieron a la arquidiócesis de Caracas que se permitiera la adquisición de la imagen de un Cristo para la iglesia mayor de La Guaira.
El 17 de marzo de ese año, llegó un buque de España con una gran caja de madera entregada a los sacerdotes de la iglesia guaireña. Al abrir la caja, dos cosas no concordaban: en primer lugar no se trataba de un Cristo crucificado con los brazos abiertos como ellos esperaban, sino ya fallecido en la santa cruz, esperando ser bajado al Santo Sepulcro. En segundo lugar, un manuscrito identificaba el contenido de la caja como una imagen ordenada por la basílica de Maracaibo.
Cuando el buque llegó a La Guaira «se dieron cuenta de que la imagen que habían desembarcado era para una Iglesia en Maracaibo y el encargo de los guaireños debió de haber sido enviada por error a estos», explica el historiador guaireño Rubén Contreras.
Contreras precisa que, según sus investigaciones históricas, el capitán de la nave quiso corregir el error y llevar otra vez la imagen al buque, pero el párroco y los feligreses no lo permitieron. Necesitaban un Cristo para pedir que se fuera la peste y salir en procesión en la Semana Mayor.
Le atribuyeron todas las curaciones
«Los guaireños convirtieron en suya esta imagen. Las crónicas de la época reportaron la sanación de muchos, entonces los creyentes atribuyeron a la imagen santa todas las curaciones. Desde entonces fue denominado el Santo Cristo de la Salud de La Guaira en honor a la sanidad física y espiritual del pueblo que le rindió culto», acota Contreras.
Son 222 años de fidelidad del pueblo costero a esta milagrosa imagen que convoca para sus celebraciones lo mejor del alma litoralense. «Transcurridos más de dos siglos, hoy los representantes de la Cofradía del Santo Cristo de la Salud de La Guaira, la iglesia y los feligreses, trabajan para mantener viva la tradición, incorporando a una generación de relevo que mantenga vivo el fervor religioso», escribe en su crónica Nadeska Noriega para IAM Venezuela.
Monseñor Biord Castillo se cuida de enfatizar el significado del rito, la potencia del símbolo: no somos nosotros quienes acompañamos a Dios, es Él quien nos acompaña y bendice. «Danos, Señor, salud y paz», pedimos los penitentes.
Desde el 2022, El Santo Cristo de la Salud de La Guaira es Patrimonio Cultural e Inmaterial de Venezuela.