Como cada tercer miércoles de mes, la Fundación de Clausura nos da cita para participar en un encuentro en línea y conocer en vivo y en directo la riqueza de la vida contemplativa.
En este XIX encuentro en el claustro, la Fundación DeClausura lleva de forma virtual al Monasterio Nuestra Señora de la Victoria de las Monjas Mínimas, en Daimiel (Ciudad Real).
La Cuaresma perpetua como estilo de vida
El 22 de marzo, a las 19.30 hora de Madrid (las 14:30 en Buenos Aires, las 13:30 en Miami y las 12:30 en Ciudad de México), la Madre Rocío de Jesús y su comunidad nos contarán el carisma especial de esta orden. La Cuaresma perpetua, que caracteriza la forma de vida y la espiritualidad de esta orden contemplativa, fundada por San Francisco de Paula en 1435.
Los Mínimos llegaron a España en 1492, suscitando el entusiasmo de varias muchachas que pidieron a San Francisco de Paula ser recibidas en su orden para llevar una vida semejante a la de los frailes desde la estricta clausura papal.
San Francisco acogió su petición y la nueva rama femenina (segunda orden) comenzó su andadura el 11 de junio de 1495, en Andújar (Jaén). En 1506 fue aprobada su Regla.
Cuaresma, tiempo de conversión
El encuentro en línea propuesto por la Fundación DeClausura se convierte en una oportunidad única para conocer su forma de vida y aportar las claves para experimentar en este tiempo litúrgico una conversión de mente y corazón en unión con Cristo crucificado.
El carisma de las Mínimas consiste en la ascesis cuaresmal para una constante conversión con frutos dignos de penitencia, en unión con Cristo Crucificado, como servicio eclesial.
Sencillez y alegría
La vida de las Monjas Mínimas es una vida sencilla, de trabajo, silencio y oración. Tienen diariamente un tiempo dedicado a la formación permanente y un tiempo de recreación. Su misma espiritualidad, marcada por la caridad, humildad y penitencia, forja en ellas ese talante de sencillez y alegría que las caracteriza.
La sencillez y alegría, como frutos del carisma, la «vida cuaresmal», se transforma en exigencia de vida. Ya que, recibido y aceptado el don, ellas se comprometen a hacerlo fructificar. La «vida cuaresmal» se convierte, en servicio para la Iglesia.
De la amplitud y de la profundidad de la llamada recibida de Dios por la Monja Mínima deriva una «vida cuaresmal», que estaría incompleta sin la clausura. Así como también la clausura resultaría empobrecida si debiera prescindir de la «vida cuaresmal».
Clausura y vida cuaresmal, son dos dones de gracia distintos, dos «carismas», cada uno de los cuales aporta a la consagración de la Mínima y a la vida de la Iglesia sus riquezas específicas. Pero se entrelazan, hasta fundirse en la unidad de una única identidad vocacional, la de la contemplativa Mínima.
Las Mínimas están presentes en España, con la mayoría de monasterios, así como en Italia, Filipinas y México.
Para saber más de la vida de estas contemplativas y conocer cómo viven la Fundación DeClausura invita a inscribirse en el encuentro virtual a través de este enlace:
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