Hace poco más de un mes, el superior mayor de los misioneros claretianos en las Antillas, el padre Fausto Cruz Rosa, anunciaba que el padre de origen africano Antoine Macaire Christian Noah, secuestrado en Haití a principios de febrero, había recuperado su libertad.
Cruz Rosa declaró que el padre Noah –quien es sacerdote desde 2020- «ha conseguido escapar milagrosamente de sus secuestradores el 17 de febrero, después de 10 días de secuestro».
El padre Noah fue secuestrado por una de las múltiples pandillas que tienen en su poder la vida cotidiana de la capital haitiana, Puerto Príncipe, el 7 de febrero cuando se dirigía a su comunidad de Kazal.
Pero no había corrido la misma suerte, hasta hace pocas horas, el padre Jean-Yves Medidor, que apoya en la parroquia de Christ-Roi en Croix-des-Bouquets, bastión de una banda criminal llamada «400 Mawzoo», quizá la misma que secuestró al padre Noah.
El padre Jean-Yves es sacerdote de los Clérigos de San Viator (CSV) y había secuestrado el viernes 10 de marzo, cuando se encontraba cerca de su domicilio. Una banda armada de encapuchados que lo metieron en un coche y se marcharon con rumbo desconocido.
Sin embargo, a pesar de la larga espera y la preocupación que había generado la falta de información sobre su suerte, en las últimas horas se anunció su liberación. El encargado de dar la noticia, según recoge Agencia Fides, fue Néstor Fils-Aimé, superior provincial de Canadá de los CSV.
«Hemos sabido que nuestro hermano recobró la libertad anoche - han declarado -. Queremos dar las gracias a todos los que nos han acompañado y apoyado con la oración durante estos doce días infernales. Seguiremos rezando por todos los secuestrados y esperando el día de su liberación. Deseamos al padre Jean-Yves un feliz y seguro regreso. Que el Señor le fortalezca y le ayude a pasar esta dolorosa página», expresó.
Absoluta impunidad
«Llegué a Haití en visita pastoral el miércoles 8 de marzo y fue el padre Jean-Yves quien vino a recibirme al aeropuerto, luego, el viernes 10, se lo llevó una banda armada mientras celebraba un funeral», había dicho el padre Néstor al poco tiempo de conocerse el secuestro.
Y añadió en ese entonces: «Desgraciadamente los secuestros por bandas armadas están a la orden del día aquí en Haití. Permanezco aquí para apoyar y acompañar a mis hermanos en este momento tan delicado».
Las comunidades que forman a los CSV estuvieron reunidas en oración y ofrecieron celebraciones eucarísticas por la liberación del padre mediador. «Seguimos recibiendo muchos testimonios de solidaridad, tanto a nivel nacional como internacional, y agradecemos a todos su apoyo», dijo el padre Néstor en ese momento.
Lo cierto es que, en las inmediaciones de Puerto Príncipe, las bandas de secuestradores suelen actuar con absoluta impunidad y exigen a las comunidades religiosas cuantiosos recursos para liberar a sus víctimas.
La congregación misionera de los CSV se encuentra en la sufrida nación haitiana desde 1965 después de que los jesuitas –quienes dirigían el Seminario Mayor de Puerto Príncipe—fueron expulsados por «Papá Doc», el dictador François Duvalier.
Según lo hace mención la Agencia Fides en otro reporte, los CSV trabajan principalmente en el campo de la educación a través de ocho escuelas. También administran dos parroquias en la arquidiócesis de Puerto Príncipe.
Los «400 Mawzoo» (los 400 hombres inexpertos) operan en el distrito en el este de Puerto Príncipe, Croix-des-Bouquets, donde frecuentemente ejecutan secuestros, robo de vehículos y extorsión. Pero no es el único: hay 150 bandas criminales en activo en el entorno de la capital haitiana.