La ayuda ha sido entregada en los últimos dos días por dos aviones, en colaboración con la Embajada de Turquía ante la Santa Sede. Se suma a la ayuda inmediata concedida por la Santa Sede, que había enviado principalmente alimentos enlatados, así como pañales y otros materiales para las necesidades más urgentes.
Unas 10.000 camisetas térmicas habían llegado a Iskenderun para ser distribuidas entre Turquía y Siria, con el fin de ayudar a la población a superar este período de mucho frío. El 23 de febrero también se registró un envío de tres palets de medicamentos.
Además de las más de 45.000 muertes registradas oficialmente, el terremoto del 6 de febrero provocó el desplazamiento de casi dos millones de personas en Turquía. Ciudades como Antioquía (Antakya) se vieron particularmente afectadas, y la herencia cristiana pagó un alto precio.
La vecina Siria también tiene varios miles de muertos, y esta tragedia se suma al trauma de más de 12 años de guerra y privaciones. Como consecuencia indirecta de esta tragedia, este país atraviesa un proceso de apertura desde hace varias semanas, y su reincorporación a la Liga Árabe podría seguir al restablecimiento de sus relaciones diplomáticas con Arabia Saudí, previsto para el próximo mes de abril.