He leído que cada 16 segundos se produce una muerte fetal. Por eso, cuando alguno de nuestros pequeños luchadores consigue llegar a meta, es un tanto para todo el equipo de la raza humana.
Curtis Means, de Estados Unidos, es el que ostenta el primer puesto, con 21 semanas de gestación y 420 gramos de peso.
Su madre se puso de parto el 4 de julio. Era un embarazo gemelar. Los médicos consideraban que tenía un 1% de posibilidades de sobrevivir. De hecho, su hermana gemela murió en 24 horas, pero Curtis venía para quedarse. Estuvo 275 días ingresado en la UCI infantil. Hoy es un bebé saludable, aunque sin antecedentes previos los médicos no se atreven a hacer ningún pronóstico.
Y, no tan lejos, en Murcia, en el hospital de la Arrixaca, Julieta vino a marcar un tanto para la human race. A las 23 semanas y dos días, quiso entrar en escena cogiendo a todos desprevenidos.
Bueno, a todos menos al servicio de neonatología, al banco de leche, a la atención obstétrica y neonatal especializada, y a un plan de cuidados centrado en el desarrollo y protección neurológica.
Gracias a la atención que recibió de todos ellos durante seis meses, Julieta está ahora con nosotros, superando con creces el apenas medio kilo con el que llegó al nacer.
Enhorabuena a Julieta, a Rosa, su madre, al hospital de la Arrixaca, y a todos nosotros, porque estos chiquitines sí que están rompiendo, ya no diría que el techo de cristal, sino un techo de mármol de Carrara.
Pensando en ellos, en nuestros valientes benjamines, tuve la curiosidad de averiguar qué sensibilidad, qué capacidades alcanzan los bebés a las 22 semanas de gestación, y, en la página de Dodot, me encontré lo siguiente:
"Cada vez es más sensible a los estímulos externos. Si te hicieran una ecografía esta semana y hubiera ruido durante la exploración, podrías ver la reacción de tu bebé: por ejemplo, podría acercar los brazos y las piernas en respuesta al sonido. El cerebro de tu bebé se está desarrollando rápidamente, y se están formando las terminaciones nerviosas. A estas alturas, el bebé ya ha desarrollado el sentido del tacto, lo que significa que puede acariciar una parte de su cuerpo a la que llegue por casualidad, y chuparse el dedo…"
Veintidós semanas y ya se asusta con un ruido, ya siente las caricias si entran en contacto con su piel, y ya es capaz de consolarse chupándose el dedo… A las 22 semanas (y en todas las anteriores), ya es uno de los nuestros.
Debería incentivarse la investigación sobre el desarrollo de los fetos en estas edades tempranas. Deberían dedicarse recursos para que todos los hospitales y ambulancias tengan el equipo necesario para su cuidado: como cánulas acordes con sus pequeñas dimensiones.
Y, ya puestos a hablar de uno de los nuestros, ¿no deberíamos preguntarnos si a un bebé que es viable deberíamos protegerlo de ser abortable? Las que argumentan que, "en mi cuerpo, yo decido", no deberían tener inconveniente en que las separen del bebé… vivo. Podrán pensar que es justo y legítimo decidir sobre su cuerpo, pero, ¿y sobre la otra vida? ¿Tus derechos no terminan cuando empiezan los de los demás? ¿No sería necesaria una cláusula en la legislación para que, si un bebé es viable, nunca pueda ser abortado?
Que defendamos a nuestros pequeños y nos preocupemos de garantizarles el derecho más básico, el derecho a la vida, lo quiera o no la madre. ¿Potenciamos la investigación neonatal, les ayudamos con todos los medios posibles, legislamos para defender a estos chiquitines, a estos rompedores de techos de mármol de Carrara? Why not?