«Libres». Quien quiera comprender el sentido de esta palabra no puede pederse la película que se estrena este fin de semana y que por primera vez ha entrado en la clausura de doce monasterios para emprender un paradójico viaje al interior de uno mismo.
El vigésimo encuentro en torno al claustro, convocado por la Fundación DeClausura, se convirtió el 19 de abril en una presentación internacional en línea en la que participaron el director de la película, Santos Blanco; su productora, Lucía González-Barandiarán; y su guionista, Javier Lorenzo.
Los tres dejaron rienda suelta a sus confidencias para dar a comprender cómo su vida ha cambiado después de haber compartido vida con monjes y monjas contemplativos durante los meses de rodaje. Los tres han coincidido en subrayar cómo han aprendido, en su vida, lo que significa ser «Libres».
La película de las productoras Bosco Films y Variopinto Producciones se estrena este 21 de abril en las salas de cine de España, y tras Australia, se proyectará en 700 salas de Estados Unidos en septiembre, el mismo mes en que se estrenará en el resto de los países de América Latina.
La palabra, tras «el gran silencio»
Cuando se habla de vida monástica y cine, viene espontáneamente a la mente el documental «El gran silencio», estrenado en 2005, un retrato íntimo de la vida de los monjes de la Gran Cartuja, el monasterio fundado por san Bruno en los Alpes franceses.
En «El gran silencio» la cámara parece convertirse en un monje para introducirse en la vida, la rutina, el trabajo, la oración…, de los monjes. El espectador se siente como uno más, en silencio. Es una película de contemplación pura.
Lucía González-Barandiarán, CEO de Bosco Films, explicó que «Libres» «es, en cierto sentido, la palabra tras ‘el gran silencio’. En ‘Libres’ los contemplativos tienen una palabra para ti. Eso es algo totalmente novedoso. Quien se atreva a ver la película se dará cuenta de que los contemplativos tienen mucho que decir».
«El espectador comprenderá el título de la película, ‘Libres’ al terminar de verla», reconoce la fundadora de Bosco Films. «A priori, y dicho en corto, llama la atención que, hablando de clausura, el título de esta película se llame ‘Libres’, que hable de la libertad».
Un viaje al interior del hombre
El guionista de la película, Javier Lorenzo, aclaró que «Libres» «no es una película sólo para gente con fe: es para gente creyente y puede ayudar a gente no creyente, pues su mensaje busca ahondar en el interior, es un viaje al interior del hombre».
«El corazón del hombre es el mismo para todos --constató el guionista--: todos tenemos las mismas preguntas, los mismos deseos, anhelos».
El problema de las sociedades modernas lo recogió Javier Lorenzo en una frase: «No hay nada más absurdo que una respuesta a una pregunta que uno no se plantea».
Con esta película, reconoció, «buscamos que la gente se haga la pregunta. Es el primer paso. Esto está detrás de toda la dirección de la película: ayudar al espectador a sumergirse en esos lugares, que son un lugar de belleza, de silencio, que, en el fondo, es donde está nuestro corazón».
«Es una película para todos los públicos, creyentes o no creyentes, porque es para el ser humano: obviamente habla de Dios, pero esa dimensión forma parte también del ser humano. Tengas fe, porque Dios te la ha concedido, o no… Este ha sido el acierto que tenía claro Santos Blanco, el director, desde el minuto uno».
El guionista penetró en las paradojas que revela «Libres» al presentar a los contemplativos: «Ellos viven en silencio y nosotros silenciados. Ellos viven en clausura y nosotros enclaustrados. Su silencio, su vida, se hace de este modo elocuente».
Un anticipo de paraíso
«Lo provocativo de los contemplativos es que han elegido una vida que no acabo de entender --confiesa Javier Lorenzo--. Nunca haría lo que han hecho ellos. Nunca me encerraría entre cuatro paredes. Nunca renunciaría a la comodidad, a una familia. Pero, en cambio, ellos tienen lo que yo anhelo. El mundo cree que por un camino va a llegar a una meta y luego resulta que los contemplativos cogen el camino contrario y son ellos los que llegan al lugar que esperábamos».
«Continuamente están hablando de cosas que chocan: el silencio, la soledad, la pobreza… Y lo que ves en sus rostros es eso que estás anhelando: ese trozo de paraíso que todos estamos buscando. Por eso tiene esa fuerza esta película: es como un anticipo de aquello, del paraíso».
«Y esto es algo que nos hemos encontrado, que es de verdad. No es una película de ficción sobre un mundo maravilloso --aclara el guionista--. ¡No! Existe, está ahí. Y lo interesante es que al ver esta película te das cuenta de que no es suficiente. El sabio apunta a la luna y el tonto mira al dedo. No hay que mirar al dedo. Te habla de gente, real, que está apuntando al cielo».
«Ojalá que la gente vaya al cine y se pregunte: ‘¿quiénes son éstos?’. Y que vayan después a los monasterios. Que vayan a pasar un fin de semana a las hospederías de los monasterios. Que vayan a conocerlos. Porque el contacto con esas personas sí que cambia la vida. El Señor a través de estas personas sí que cambia la vida».
La gran paradoja
Cecilia Cózar, miembro de la Fundación DeClausura, constató que esta película cuenta «esta auténtica locura que está llena de paradojas: viven en una celda y luego hablan de lo libres que son. La dimensión del amor que viven es también paradójica. Por eso su vida está tan colmada, porque descubren un amor que en las relaciones de pareja, en los matrimonios, en las relaciones de amistad, a veces no se vive con tanta intensidad, como lo viven ellos. Es paradójico. Y lo viven en soledad, aunque tienen una vida comunitaria».
El director Santos Blanco todavía está tratando de digerir en su vida el impacto que supone haber rodado esta película y haber pasado todas esas semanas conviviendo con contemplativos.
«Tener mucho contacto con ellos, vivir su día a día, participar casi a diario con ellos en la Misa, estar en sus oraciones, vivir en contacto, te hace que tú mismo profundices», añade Santos Blanco. «Y ahora, que eso ha terminado, a veces me pregunto: ‘¿qué ha pasado?’. Es como si hubieran cerrado el agua de una fuente. Vives una cosa que te llena muchísimo, porque ellos viven una vida ordenada para profundizar en uno mismo, en su vida espiritual, en su libertad».
Un fin de semana decisivo
La idea de crear la película «Libres» surgió de la pandemia, reveló en la presentación en línea, Agustín de Asís, director general de la Fundación DeClausura, institución que pudo crear esa relación de confianza con los doce monasterios que abrieron sus puertas a las cámaras, algo inédito hasta ahora.
Al ver las grandes pruebas que estaban experimentando los monasterios, que se quedaron sin visitas y sin la posibilidad de un sustento al no poder vender sus productos, los profesionales que han hecho posible «Libres» se unieron en una primera campaña de sensibilización y, más tarde, en esa gran producción que ahora se presenta.
Lucía González-Barandiarán constató que es decisivo el que las personas acudan a las salas de cine de España este primer fin de semana, del 21, 22 y 23 de abril, pues del éxito de público dependerá el que la película continúe después en los cines, que tenga mejores horarios, o que la retiren. No sólo, de ello dependerá también el interés de los mercados internacionales.
En definitiva, como constató Blanca De Ugarte Blanco, moderadora del encuentro en torno al claustro, nos encontramos ante «una película para ver varias veces, con papel y bolígrafo para tomar notas».
El encuentro en línea puede verse aquí:
Contenido relacionado: Libres, la película que entra en clausura (aleteia.org)