“El café es un bálsamo para el corazón y el espíritu” - Giuseppe Verdi
Nadie puede negar haberse encontrado alguna vez con una larga fila de personas esperando solas para tomar un café. Es un buen momento para tratar cualquier tema con alguien.
De hecho, muchos estarían de acuerdo en que no se puede empezar bien el día sin una buena taza.
¿Por qué?
Por sus características estimulantes, el café ha sido desde sus orígenes una bebida muy popular.
Efectivamente, un café puede dar ese empujón necesario que ayuda a enfrentar mejor el día que comienza o a pasar esas horas clave que requieren de nuestra entrega.
Su aroma, calor y sabor despiertan los sentidos y uno se siente acompañado en la labor que emprende. Es la pausa perfecta para recargar pilas y un medio que facilita la oportunidad de encuentro con otros, incluso en un día ocupado, para compartir unos minutos de conversación.
¿A quién?
Invita a tu compañero de trabajo si tienes un día de oficina o piensa en tu vecina si aún es temprano y vas camino a casa. Puede ser aquel amigo que está pasando muchas horas despierto mientras se prepara para un examen quien más lo necesite, o aquellos que acaban de ser padres y están pasando esos primeros días en casa con pocas horas de sueño.
O aún más, puede ser alguien que no conozcas mucho como una persona que duerme en la calle, una persona que has visto pasar largas horas en vela porque está cuidando a un enfermo o alguien que sepas que trabaja mucho.
¿Cómo?
Puedes recoger café personalmente cuando vayas a un local a comprar uno, pero también lo puedes conseguir a través de una app, usar delivery o hasta comprar una tarjeta de regalo. Las posibilidades con el café, con todos sus sabores y tamaños, son infinitas.
De cualquier modo, es una bebida que no fallará y con la que puedes hacer mucho bien. No solo es un acto de generosidad que hará sentir bien a quien lo reciba y le recuerde que hay valor en lo que hace y que vale la pena seguir despierto, sino que puede ser ese toque que le renueve y le “devuelva el alma al cuerpo”.