Ocho personas murieron, la mayor parte de ellos migrantes venezolanos, mientras esperaban el pasado domingo por la mañana, en una parada de autobús en la ciudad fronteriza de Brownsville, Texas. Según testigos presenciales, podría tratarse de un crimen de odio.
Las condiciones en las que se efectuó la masacre hacen dudar que George Álvarez (34), el conductor de una camioneta Range Rover, haya perdido el control tras haberse saltado un semáforo y 30 metros más adelante, arrollar a un grupo de migrantes sentados sobre la banqueta frente al Centro Obispo Enrique San Pedro Ozanam.
Aunque el jefe de policía de Brownsville, Félix Sauceda, haya dicho que Álvarez fue acusado ya de ocho cargos de homicidio involuntario y diez cargos de asalto agravado con un arma mortal, no se ha pronunciado sobre los motivos del múltiple asesinato. Otros testigos afirman que Álvarez había insultado previamente a los migrantes.
Sauceda dijo que no había nada que confirmara los insultos previos a los migrantes, sin embargo otras fuentes afirman que Álvarez había pasado previamente frente a ellos y los maldijo, luego se dio la vuelta para acelerar a unos 150 kilómetros por hora y pasar por encima del nutrido grupo.
Tal es el caso de Luis Herrera un venezolano de 36 años de edad que estaba en el lugar y resultó herido en un brazo luego que pudo esquivar el vehículo. "Fue de repente. Una señora pasó en un carro y nos avisa que nos apartemos y nos apartamos. Fue en cuestión de momentos".
Herrera continuó su testimonio diciendo que "el asesino (sic) venía en el carro señalándonos, insultándonos, diciéndonos cosas como 'motherfucker' (hijo de p***), no sé, cosas así que no entiendo. Le dio todo el volumen (velocidad) al carro y a mí me pasó por un lado nada más", sostuvo Luis señalando su brazo a la agencia AFP.
El análisis toxicológico podría ser determinante para conformar la responsabilidad de esta persona, según Sauceda.
El hecho es que la camioneta que conducía golpeó a 18 personas, seis murieron en el lugar y dos más en el hospital; diez se encuentran heridas de gravedad. Álvarez trató de huir, pero fue retenido por varias personas en el lugar. Su fianza se fijó en 3,6 millones de dólares.
George Álvarez "es un residente de Brownsville con una extensa hoja de antecedentes penales", dijo Sauceda al exhibir una larga lista de cargos previos del detenido por personas que estaban cerca del accidente y le impidieron huir hasta que fue entregado a la policía.
Había estado por cuatro años en la cárcel y está fichado por 14 delitos que incluyen ataque agravado con arma de fuego, agresión contra personas discapacitadas y ancianos, asalto que causa lesiones corporales, jefe de una banda criminal, resistirse al arresto y posesión de marihuana.
Accidente o no, lo cierto es que este suceso muestra a las claras lo que está sucediendo en la frontera de Estados Unidos con México. Los migrantes venezolanos lo arriesgan todo con tal de obtener un resquicio que les permita vivir en la Unión Americana. Cualquier cosa excepto regresar a Venezuela.
Y este domingo, en las calles de Brownsville los sueños de una vida mejor de ocho venezolanos quedaron truncados para siempre. Cuánta razón tuvo el obispo de Brownsville, Daniel Flores, quien exhortó a la ciudad fronteriza a resistir "la tendencia corrosiva de desvalorar la vida de los inmigrantes, los pobres y vulnerables".