El Papa Francisco acogió con beneplácito la visita del Patriarca de Alejandría para Roma, signo de "amistad" entre la Iglesia ortodoxa copta y la Iglesia católica.
Fue una audiencia muy singular la que tuvo lugar en la plaza de San Pedro. Bajo una fina lluvia, el Papa realizó su tradicional recorrido en el papamóvil para saludar a los peregrinos que habían venido a escucharlo. Pero antes de volver a su asiento, fue a buscar al patriarca Tawadros II al pie de la basílica de San Pedro. Sonrientes, los dos líderes religiosos se dieron un abrazo, antes de que el Papa argentino besara la cruz pectoral de Tawadros, como suele hacer cuando se encuentra con un representante ortodoxo, en señal de hermandad.
Es juntos que el Papa y el patriarca ganaron sus asientos, idénticos, colocados en la plataforma de la explanada de la Plaza de San Pedro. Por primera vez desde el establecimiento de las catequesis semanales, un Papa deja hablar a su anfitrión.
"Estoy aquí, donde predicaron los apóstoles Pablo y Pedro, y me alegro de encontraros en esta magnífica plaza", dijo el patriarca copto, quien recordó su primera visita a Roma, en 2013, así como la "preciosa visita" de Francisco a Egipto en 2017.
"A pesar de las diferencias de nuestras raíces y de nuestras filiaciones, nos une el amor de Cristo que habita en nosotros", confió el patriarca antes de hablar de Egipto, tierra evangelizada por el apóstol Marcos y desde la cual "el monaquismo cristiano se difundió y consolidó con sus santos Antonio, Macario y Pacomio, inspiradores de la escuela de Alejandría, faro de la teología en la historia".
"Rezo para que Cristo os conserve en buena salud y os conceda la bendición de una larga vida", deseó también el patriarca copto, saludando los 10 años de pontificado de la Argentina.
La memoria de los mártires de Libia
En su intervención, el Papa Francisco recordó que el Patriarca copto venía a Roma para celebrar el 50 aniversario del "encuentro histórico" entre el Papa Pablo VI y el Patriarca Shenouda III, el primero entre un obispo de Roma y un patriarca de la Iglesia ortodoxa copta.
Esta reunión estuvo marcada por "la firma de una declaración cristológica memorable" el 10 de mayo de 1973, dijo el Papa. Esto había puesto fin a la controversia surgida en torno al Concilio de Calcedonia de 451 que había provocado una ruptura entre Roma y muchas Iglesias orientales. La declaración aseguraba que los fieles compartían la misma fe en Cristo, verdadero Dios y verdadero hombre.
"En memoria de este acontecimiento, Tawadros había venido a acompañarme por primera vez el 10 de mayo, hace 10 años, pocos meses después de su elección y la mía, y me había propuesto celebrar cada 10 de mayo ‘el Día de la amistad copto-católica’", agregó el pontífice argentino.
Antes de concluir, el Papa dijo que rezaba por "los importantes encuentros" que tendrán lugar en Roma, "y en particular por nuestras conversaciones personales". Mañana, el patriarca será efectivamente recibido por el Papa en audiencia privada con su delegación. También se espera que los dos líderes de la iglesia tengan un tiempo de oración en la Capilla Redemptoris Mater del Vaticano.
Durante estos encuentros se podrá plantear el tema del ecumenismo de la sangre, confió a I.MEDIA el padre dominico Hyacinthe Destivelle, funcionario del Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos.
Durante la audiencia, el jefe de la Iglesia católica también se refirió a los mártires de la Iglesia copta, recordando especialmente a los cristianos ortodoxos coptos asesinados por hombres de la organización Estado Islámico en una playa de Libia en 2015.
Para concluir este encuentro, el Papa y el patriarca rezaron con la multitud la oración del Padre Nuestro. Finalmente, el Papa Francisco propuso a Tawadros II bendecir con él a los fieles en la Plaza de San Pedro.