Lo sucedido en la noche del 26 de marzo sigue siendo motivo de angustia, dolor y miedo. Ese día, en la localidad ecuatoriana de Alausí, provincia de Chimborazo, un gigantesco alud sepultó parte de esa localidad y con ello familias enteras que quedaron que desaparecieron de manera repentina en medio de las rocas y la tierra.
Pasaron más de 40 días desde que ese deslizamiento de tierra le cambió la vida a esa localidad ecuatoriana y los ecos persisten hasta el día de hoy. Por ejemplo, tal cual informan medios locales como El Comercio, en base a datos proporcionados por la Fiscalía General del Estado, la cifra de fallecidos por el deslave en Alausí se elevó a 52.
Wilmer es el nombre de la última víctima hallada e identificada en la zona afectada, lo que confirma, con más de medio centenar de fallecidos, que se trató de una verdadera tragedia que impactó a Ecuador.
Cáritas al firme 40 días después
Sin embargo, más allá de la intensa labor de rescate que se ha prolongado de manera inmediata en primera instancia en el rescate de los afectados y ya luego con el paso de las semanas con la recuperación de los cuerpos, hubo una presencia que se mantuvo intacta a lo largo de estos ya 44 días: la Iglesia a través de su brazo social, Cáritas.
El padre Luis Machado, director de Pastoral Social Cáritas Riobamba, fue el encargado de recordar que desde el momento de la tragedia «se activó el Comité de Operaciones de Emergencia, (COE) institucional, cuyo presidente es monseñor Bolívar Piedra obispo de Riobamba y en territorio el padree Juan Carlos Córdova, párroco de Alausí».
Fue durante todo este tiempo donde las muestras de solidaridad también se han manifestado desde diversos sectores, tal recuerda una nota difundida por Cáritas Ecuador y a la que tuvo acceso Aleteia.
«Las Cáritas del país se han hecho presentes con donaciones de víveres, ropa, agua, vituallas, kits de alimentación y aseo personal, también las instituciones públicas y privadas han entregado ayuda», afirmó Machado.
«Se ha sentido la cercanía de las Cáritas Diocesanas y de los señores obispos, ha sido una oportunidad para crecer en solidaridad, de sentirnos Red y sobre todo construir una Iglesia fraterna, solidaria y samaritana», prosiguió Machado.
Asistencia a familias afectadas
Por otro lado, tal cual prosigue la nota, la atención médica y psicológica ha sido otro de los elementos fundamentales en cuanto al trabajo de la Iglesia en esa zona de desastre.
«La presencia de médicos de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador y de Cuenca ha sido importante, así como la ayuda y visita de psicólogos de Cáritas Quito, quienes han ayudado a animar y fortalecer los procesos de resiliencia de las personas damnificadas», aseguró Machado.
Hasta el momento se han contabilizado más de 200 familias afectadas, al tiempo que varios tuvieron que ser trasladados a otros sitios.
«Hay población desplazada, que salió a Riobamba y se encuentran viviendo con familiares o están arrendando habitaciones, ahora se les está ayudando con kits de víveres y aseo personal», agregó Machado.
Solidaridad a nivel nacional
Por su parte, monseñor Bolívar Piedra, obispo de Riobamba, también destaca la solidaridad que han demostrado las Cáritas diocesanas a nivel nacional, continúa la nota de Cáritas.
«Es invaluable, desde alimentos no perecibles, agua, ropa, utensilios y artículos de higiene personal, se ha recibido, así como el acompañamiento espiritual, médico y psicosocial, que se da a las familias afectadas», reafirmó.
Por último, el obispo también hizo referencia a la reactivación económica del cantón de Alausí. «Hay que pensar en la búsqueda de pequeños proyectos, sobre todo agrícolas para reactivar la economía. Así mismo, esperamos que el gobierno pueda mejorar la vialidad, porque sin la vialidad el cantón no se podrá reactivar», finalizó.
En tanto, en horas donde persiste la incertidumbre (incluso hasta el temor que queda cuando suceden estas tragedias en cuanto a su repetición), una vez más, como suele ocurrir desde siempre en zonas de desastre y conflicto (incluso –y los ejemplos abundan a lo largo de los continentes y la Historia- cuando muchos se van y dejan a los dolientes con su vida y hasta abandonados) ahí está –como siempre- la Iglesia a través de organizaciones como Cáritas. Y se queda hasta el final para llenar de consuelo y esperanza el momento más necesario.