Escribir (y leer) sobre los complejos es importante. En este mundo cargado de belleza, fama y necesidad de aprobación, escribir sobre los complejos es necesario.
Hay complejos que se basan en problemas reales y otros en monstruos imaginarios. ¡No permitas que ellos te impidan la experiencia maravillosa de ser persona!
¿Qué son?
Un complejo es una percepción distorsionada que una persona tiene de sí misma. Se mira en el espejo y lo que mira no le gusta.
En coaching, a los complejos diría yo que les llamamos saboteadores, eso es lo que son. Un saboteador es la fuente de todos tus miedos, sentimientos de falta de valía personal, pensamientos negativos y depresiones.
¿Qué se esconde detrás?
Detrás de los complejos se esconden conflictos inconscientes cual nido de cucarachas.
Según el doctor en Psiquiatría y profesor de Psicopatología en la Facultad de Educación de la Universidad Complutense de Madrid Javier de las Heras, los complejos son conflictos psíquicos que permanecen escondidos en la mente.
La persona, al no poder asimilarlos, los reprime: por eso no se percata de que existen. ¿Y por qué los reprime? Ahora la neurociencia sabe que esto pasa porque el cerebro todavía no está maduro como para comprender los impactos tan dañinos de las burlas, los desprecios de algunos padres y el abandono de una madre.
El doctor de las Heras explica que para evitar que el conflicto retorne a la consciencia, el sujeto pone en marcha mecanismos de inhibición y bloqueo, estableciendo una personalidad perturbada y creando un complejo.
Entonces se puede hablar de complejo de inferioridad, de superioridad, de mala imagen (no te gustas cuando te ves en el espejo) y de culpabilidad por hablar solamente de cuatro de ellos.
Profundicemos un poco en dos de ellos.
1. Complejo de inferioridad
Es sentirse pequeño y menos que los demás. La persona que lo sufre huye y evita relacionarse.
Le incomoda la vida social y cree que no puede cambiar ni gustarse. Es la persona cuya conducta es insegura.
Este complejo generalmente nace cuando nos hemos visto rechazados de pequeños y esto se queda como una marca en la personalidad.
Cómo superarlo
Luchando. Ahora bien, para que esta lucha sea positiva, la persona que sufre de este complejo deberá aceptar que existe y, si es posible, buscar ayuda.
Este no es un complejo que desaparece rápidamente, hará falta mucha paciencia para poco a poco irlo superando hasta sentirse una persona normal, igual que las demás.
2. Complejo de superioridad
Es el que sufre aquella persona que trata de parecer más que el resto. Su conducta es orgullosa y altanera. Además es muy perfeccionista y poco tolerante. La persona que lo padece no necesariamente es consciente de ello.
Esta persona además tiene mucha dificultad para hacer amigos. Esto es así porque él mismo levanta muros para que los demás no entren. Nunca se muestra tal y como es.
Cómo superarlo
Generalmente la persona que padece de este complejo, no se da cuenta de él hasta que se encuentra en situaciones en las que queda muy perjudicado: la pérdida de un trabajo, de una relación o de amigos. Podrían pasar muchas experiencias amargas antes de que el sujeto llegara a plantearse '¿por qué me pasa tanto esto?'.
Lo mismo que el complejo de inferioridad, se supera reconociendo que algo no está bien en mí. Acompañarse de un profesional de la salud mental es muy importante.
Para superar este complejo, hay que trabajarse mucho mental e interiormente y después de un tiempo, con mucha humildad buscar a las personas a las que se les ha hecho daño con la propia conducta y pedir perdón. Son estas acciones las que provocarán una transformación interior y la persona se irá liberando de semejante complejo.
Cada persona es una promesa para el mundo y viene al mismo cargada de dones y talentos. El sufrimiento en la infancia, las burlas de los compañeros de colegio, etc. hacen que el niño vaya creciendo lleno de complejos y falta de autoestima.
Al acomplejado, la personalidad madura entonces se le presentará como todo un reto en el que hay que trabajar con perseverancia día a día. Pero vale la pena ayudar a otros y ayudarse a uno mismo a superar los complejos. Esa es la vía para lograr vivir en plenitud.
Hacer que alguien sea consciente de sus complejos requiere empatía, cariño, querer el bien del otro y fortaleza para hablar claramente de lo que ocurre.
En el caso de uno mismo, es tener la valentía de enfrentarse a uno mismo. Ya de por sí, detectar que hay un problema es un gran primer paso.