¿Has tenido la curiosidad en algún momento por saber qué se necesita o qué hay que hacer para entrar en un convento? Hay una serie de pasos necesarios que conviene conocer antes.
El objetivo de la mujer que decide el ingreso en un convento es vivir una vida dedicada a Dios en comunidad. Para ello se deben cumplir ciertos requisitos.
En general – luego cada orden tiene sus peculiaridades – lo habitual es que la aspirante a monja tenga una edad entre 18 y 25 años. Esto sucede porque el objetivo es vivir la vida de forma monacal y se debe tener una edad en la que se pueda decidir libremente sobre este cambio de vida. No se admite, como en el pasado, a menores de edad.
La aspirante también debe tener un certificado de buena salud emitido por un médico. Puede parecer algo extraño, pero es muy necesario, ya que la vida en clausura es dura. Las monjas se levantan muy pronto, no encienden casi la calefacción por falta, a veces, de dinero, y trabajan mucho para sostener el convento.
En segundo lugar, la persona debe tener una profunda fe y convicción religiosa y un deseo de vivir una vida dedicada a Dios. Se debe tener un conocimiento de la doctrina cristiana para que pueda comprender los principios y valores de la vida monacal.
En tercer lugar, hay otros requisitos, como la aprobación de la autoridad religiosa correspondiente, lo que significa, que debe ser aprobada por la representación religiosa del convento para ingresar. La aspirante debe estar dispuesta a vivir una vida de oración, trabajo y estudio.
¿Qué hay que hacer para entrar a un convento?
Entrar a un convento requiere un compromiso y dedicación por parte de quienes desean unirse a él. Normalmente, el proceso para ser admitida comienza con un discernimiento de la vocación. Esto implica que una persona debe evaluar y explorar su deseo de unirse a la comunidad religiosa.
Una vez que se toma la decisión de entrar a un convento, se contacta a la comunidad para obtener más información. Esto generalmente implica una entrevista con la superiora de la comunidad para comprender mejor las expectativas de la aspirante a monja y cómo pueden comprometerse a ellas.
Después de la entrevista, se insta a las postulantas a iniciar un período de discernimiento, que dura entre seis meses y un año, dependiendo de las distintas ordenes. Durante este tiempo, las postulantes tienen la oportunidad de vivir y trabajar dentro de la comunidad para decidir si este es el camino que desean realmente para sus vidas.
Al final del período de discernimiento, se evalúa la vocación de la postulante. Si es aceptada, pasará a la siguiente etapa de preparación para la vida religiosa. Esto puede incluir cursos de formación, así como tiempo para reflexionar y meditar sobre la fe.
Una vez que la preparación se completa, el postulante puede tomar sus votos temporales, uniéndose oficialmente a la comunidad y comprometiéndose a vivir vida religiosa.