Carla tiene 13 años y juega en un equipo infantil en Alhaurín de la Torre. Es la única niña del equipo y durante todo un partido tuvo que sufrir insultos. "Guarra, que te comes los goles como puta", tuvo que escuchar desde la grada.
En un partido de benjamines (5,6 y 7 años) el padre de uno de los niños del equipo visitante agredió al árbitro, un menor de 17 años. Se montó una pelea en medio del campo.
Los insultos en el mundo del futbol en España son constantes. Este fin de semana la Liga española sufrió un episodio de racismo que ha dado la vuelta al mundo. "Mono, mono", le increpaban a Vinicius Jr., mientras le hacían gestos simulando el movimiento de un simio. El jugador del Real Madrid explotó ante el enésimo incidente racista que tiene que soportar.
El racismo es una lacra, un virus que, como dice el Papa Francisco: "muta fácilmente y en lugar de desaparecer se esconde, pero siempre está al acecho". Un virus que está relacionado con el odio y que ha encontrado en el mundo del fútbol un excelente caldo de cultivo. Hay quien piensa que al otro se le puede insultar sólo por ser el otro, por ser del equipo contrario. Ven al otro como un enemigo al que no hay que darle ni agua.
¿Cuántas veces no se han escuchado insultos en los estadios de futbol? Por su nacionalidad, por su aparente condición sexual, por su origen o insultos hacia su familia. El mundo del fútbol parece haberse cansado de esta situación y ha comenzado a decir ¡Basta!
Xavi, entrenador del Barcelona y Ancelotti, entrenador del Real Madrid han unido sus discursos. "Aquí no hay escudos ni colores".
No sólo el mundo del futbol. El mundo entero se está volcando en solidaridad con el jugador del Real Madrid e incluso el Cristo de Corcovado quedó oscurecido como muestra de reprobación a lo ocurrido y de respeto al jugador brasileño.
El propio Vinicius Jr agradeció el gesto algunas horas después a través de sus redes sociales. "Una acción de solidaridad que me conmueve", expresó.
Ahora que el mundo del fútbol y la sociedad española se encuentra indignada por los cánticos recibidos por Vinicius Jr en su encuentro contra el Valencia, viene bien recordar lo que sucede muchas semanas en los campos de fútbol amateur en España.
Vinicius Jr. está sufriendo insultos por su color de piel. A Carla la insultaron por ser mujer, al joven de 17 años se le agredió por ser árbitro. Actos violentos que, por desgracia, se han normalizado.
"Vinicius Jr es un provocador", dicen algunos. "Mira cálmate que eso es lo que te vas a comer en todos los campos, que digan esas cosas a tu hija", le decían al padre de Carla al terminar el encuentro. Un fallo, un error, un gesto, cualquier excusa es utilizada para insultar o agredir a un árbitro. No se puede convertir a la víctima en victimario.
La generalización nunca es positiva, pero hay que ser conscientes de que el odio y la violencia se han enquistado preferentemente en los campos de fútbol. No hay otro deporte donde haya tanta enemistad y violencia. Y el ejemplo del fútbol profesional va poco a poco calando en el deporte amateur, en los jóvenes y en las escuelas. ¡Basta!, dicen los protagonistas. ¿Habrá llegado por fin el cese de la violencia y los insultos en el futbol?