Son puertorriqueños. Sus apellidos son López, Quiles y los hermanos Montes. Saltaron a la fama con un tema sumamente exitoso hace más de dos décadas. El nombre era «A puro dolor». La canción fue un hito en la música latina, les valió una nominación al Grammy y se mantuvo 61 semanas en Billboard, donde quedó catalogada entre las 100 canciones de la década. El grupo obtuvo siete Latin Billboards y cuatro Billboard Music Awards, además de otros galardones.
Pronto, la empresa discográfica Sony Music los puso a abrir el concierto de Ricky Martin en el Madison Square Garden. La historia del cuarteto conmovía casi tanto como la voz de López y los coros de sus compañeros, cuando pedían: «Vida, devuélveme mi fantasía, mis ganas de vivir la vida, devuélveme el aire. Cariño mío, sin ti yo me siento vacío, las tardes son un laberinto y las noches me saben a puro dolor».
Pero el éxito no los unió. Todo lo contrario
Ellos mismos sentían un dolor profundo y tenía que ver con un amor, distinto al muy romántico que sugiere la letra de la canción, que los llevó a viajar al fondo de ellos mismos para reconocer que les faltaba algo, que tenían un vacío. Ser unas celebridades y pasear por el mundo en medio de los aplausos no los hacía felices. Personalmente estaban huecos.
Y encontraron con qué llenarlo: se dedicaron a la música cristiana. En 2003, tres de ellos resolvieron alejarse de las bambalinas y los focos y combinar la salsa con letras religiosas. Así comenzó a sonar «Aquí está el cordero» -2007- «Abbanuestro» -2009- y «La mujer frente a la Cruz» -2015-.
Ya no brillaban en sitios nocturnos y la televisión casi no los presentaba pero su talento, en adelante, fue puesto en función de evangelizar a sus fans.
Ninguno consiguió el éxito de «A puro dolor», ni siquiera parecido, pero los Montes no tienen problema con eso. Y lo han dejado claro en entrevistas cuando han revelado que lo visto y vivido por ellos durante ese año, dentro de las altas esferas en el mundo del espectáculo, les hizo «aferrarse más» a su fe.
En 2021 decidieron dividirse y uno de ellos siguió por su cuenta. Pero de esa inspiración grupal había salido «Católico soy» -2011- con un ritmo pegajoso y un mensaje poderoso. Con las mismas voces, la perfecta combinación entre ellas, la melodía y sentimiento con que interpretan que los hicieron archifamosos en este continente.
«Él nos llamó»
Uno de ellos, Pedro Quiles, comentó a la prensa por aquél entonces: «Fue un llamado bien personal. El señor llama a todos ahora mismo, pero a nosotros nos hizo un llamado más radical. Los cantantes viven del don que Dios les dio y no necesariamente todos los cantantes tienen que dedicarse a cantarle al Señor, pero a nosotros Él nos llamó».
Tal vez ya no había alfombras rojas, ni aviones privados, ni jugosos contratos. Pero la coherencia en la vida de un artista es fundamental pues amalgama el esfuerzo con la satisfacción espiritual. Cosa importante para caracteres sensibles. Ya llevan cinco álbumes y no parece que tengan ganas de parar.