Estábamos planeando casarnos, pero Dios iba a cambiar un poco las cartas, solo un poco”, dice Angelo Ragosta, quien ahora es sacerdote desde hace 10 años, en una publicación de Facebook. Recuerda que su prometida tomó la decisión de dejarlo.
Angelo escribe: "Dios le hizo entender que la quería para él". La joven ingresó en una orden de clausura y tomó el nombre de María Giuseppina del Amor Encarnado.
Padre Angelo recuerda que en ese momento su decisión fue muy difícil para él y durante mucho tiempo no pudo entender.
"¿Qué quieres de mí?"
"Seguí mi vida trabajando como electricista industrial, pero en mi corazón cada vez estaba más inquieto. Estaba cobrando un salario, salía con amigos, pero todo era desagradable. Nada era suficiente para mí, lo tenía todo y, sin embargo, no era feliz”, dijo a Avvenire.
El punto de inflexión en su vida llegó cuando oró y le preguntó a Dios: "¿Por qué estoy en la Tierra? ¿Qué quieres de mí?"
Abrió la Biblia que su padrino de confirmación le había dado y leyó Jeremías 1, 4-5:
La palabra del Señor llegó a mí en estos términos:
"Antes de formarte en el vientre materno, yo te conocía;
antes de que salieras del seno, yo te había consagrado,
te había constituido profeta para las naciones".
Fue entonces cuando empezó a discernir que su vocación era el sacerdocio. Angelo ingresó al seminario y después de siete años recibió el sacramento del Orden. Ya han pasado 10 años desde su ordenación.
La relación sobrevivió
A pesar de la separación y la elección de un camino diferente en la vida, Angelo y Maria aún se mantienen en contacto. Siempre que está en Nápoles, el p. Angelo visita a la monja en su convento de clausura.
"Hoy, cada vez que estoy de vuelta en Nápoles, porque estoy en el extranjero como pastor de las comunidades italianas, voy a su convento y nos encontramos", dijo el p. añadió Ragosta.