María Adoración Lorenzo Marcos tenía sólo 19 años cuando decidió dar un cambio radical a su vida. Desde entonces, 84 años de su vida los dedicó a una vida de recogimiento y de oración.
El comienzo no fue sencillo: "Tenían que entregar una dote y yo no podía dar el sí, porque no teníamos con qué pagar, pero supimos que podría entrar sin ella, para ayudar y hacer los trabajos de la casa y se arreglaron las cosas", afirmaba el día que cumplió 100 años a la prensa local.
A sus 103 años una de las monjas de clausura más longeva de España partió hacia la Casa del Padre. Llevaba varios días ingresada en el Complejo Asistencial Universitario de León debido a una infección.
Sor Caridad (ese fue el nombre que decidió cuando se convirtió en monja de clausura) ha vivido todo este tiempo en el monasterio de Santa Maria de Carrizo. Su gran dedicación, además de rezar se encontraba en la cocina, en el cultivo de la huerta, cuidando animales y elaborando diversos productos para la venta (quesos, dulces…). "He nacido para trabajar", afirmaba.
Durante 100 años vivió sin ninguna enfermedad grave. En los últimos tres años superó un ictus y una apendicitis. Ella ya llevaba una temporada pidiendo "ir con el Señor". Sus deseos finalmente se cumplieron.
En la Congregación su partida se está viviendo con recogimiento y oración, pero también con algo de tristeza. Deja un gran vació en la congregación. 84 años viviendo con Dios y para Dios. Como dicen las religiosas cistercienses: "Nuestra vida, impregnada del sentimiento de la trascendencia divina está enteramente orientada hacia la experiencia del Dios vivo. Llamados por Dios le respondemos buscándole verdaderamente en el seguimiento de Cristo por la humildad y la obediencia. Purificado nuestro corazón por la Palabra, las vigilias, los ayunos, por una incesante conversión de vida, nos preparamos para recibir del Espíritu el don de la oración pura y continua". Este fue el ideal de vida de sor Caridad.