Monseñor José Cobo Cano, arzobispo de Madrid desde este lunes 12 de junio de 2023, respondió a la pregunta (para muchos) más difícil en una entrevista a la cadena SER. Su respuesta sobre por qué Dios permite el mal está "volando" en las redes sociales:
Todo surgió cuando el hasta ahora obispo auxiliar de Madrid comentaba que había conocido historias impresionantes que eran como "un libro abierto de vida".
¿Me puede contar una?, le pidió el entrevistador. Y el arzobispo la lanzó, con un tono coloquial y un fondo lleno de sensibilidad y sabiduría.
La inspiración del arzobispo de Madrid
Asegurando que no la olvidará en la vida, monseñor Cobo habló de Juana, una señora vestida de negro que iba a su parroquia cada tarde y se sentaba delante del sagrario.
"Nos reíamos un poco -confesó un poco avergonzado- porque se sentaba y decía: ¡Ay!".
Un día, José se acercó, y ella le contó que se le habían muerto cinco hijos de sida y que el marido la maltrataba.
"Ay, hijo, pero yo vengo aquí y delante del Sagrario es donde me desahogo", le confesó la señora, de unos sesenta años.
Aquel día Juana le regaló una lección que hoy en Twitter tiene 107.2K:
"Yo dije: ¡Cómo Dios da fortaleza a esta mujer y aquí es donde tiene su descanso. Pues para mí la Juana se convirtió en un icono de fortaleza. Y muchas veces cuando las cosas van un poco chungas me acuerdo de Juana. Esta sí sabía dónde encontrar sustento a su vida".
Dios y el mal
Después de escuchar la impactante historia de Juana y la particular interpretación del obispo, el locutor le preguntó cómo Dios -"si existe", dijo- permitió esa situación.
"¿Y cómo Dios permite eso? -repitió el sacerdote que dirigirá Iglesia de la capital española- ¿Y que su hijo muriera en una cruz?". Y ofreció su potente respuesta:
"Pues porque se queda. Dios ha muerto en sus hijos y ha pasado por su vida...
Nuestro Dios no es Harry Potter que viene solucionando, sino que hace algo que solo puede hacer Dios: que cuando estamos chungos, cuando estamos mal, Él se queda ahí, cuando se va todo el mundo.
Y eso es lo que he visto en tantísima gente y sigo creyéndolo profundamente. Por eso sé que los pobres, los últimos, son los primeros que nos van a enseñar la fe. Y en los tiempos que vienen, ese es el libro primero del Evangelio".