El embarazo y el parto pueden ser momentos estresantes en la vida de cualquier mujer, ¡y también para los papás, a su manera! Sin embargo, para las mujeres que viven con condiciones a menudo debilitantes como el autismo o la ansiedad, todo el proceso puede ser particularmente desalentador.
Fue alentador ver que el Hospital de la Universidad de Milton Keynes, en Inglaterra, hizo todo lo posible para ayudar a Amee Tomkin, de 33 años, cuando recientemente dio a luz.
Tomkin, que tiene autismo y tiene que lidiar con ansiedad y ataques de pánico, pudo llevar a su perro de asistencia, Belle, a sus citas en el hospital y a la sala de partos mientras se preparaba para dar a luz a su hijo Olly en abril.
El cachorro de dos años ha demostrado ser indispensable para Tomkin desde que se conocieron. El Staffordshire Bull Terrier ha permitido a Tomkin, que también sufre TOC, salir de casa, tal y como explicó a Birmingham Live:
Belle puede detectar los síntomas de un ataque de pánico y hace cosas como ayudarme a encontrar salidas en lugares concurridos si siente que me siento ansiosa. Presiona botones en los ascensores e incluso sostiene mi tarjeta de débito contra la máquina para pagar cosas cuando estamos de compras.
La nueva mamá agregó: "Básicamente, sin ella, estoy demasiado ansiosa para salir de casa. Me quedaría en casa todo el día y todos los días".
Afortunadamente, sus parteras se dieron cuenta de que Tomkin necesitaba a su amigo de cuatro patas. Organizaron las cosas para que ella tuviera a Belle a su lado durante la mayor parte de su estadía en el hospital.
Un tiempo de prueba para la mamá y Bella
De hecho, su equipo médico había acordado que Tomkin debería someterse a una cesárea para dar a luz a su hijo, ya que estaría más preparada para el gran día. Y la única vez que Belle no estuvo con ella fue cuando estaba en la sala de operaciones.
El personal hizo un esfuerzo adicional para garantizar que la sala de partos se mantuviera lo más estéril posible. Incluso le dieron a Tomkin su propia habitación para que pudiera recuperarse en paz, con su amigo peludo acostado en su cama.
Belle tuvo que pasar por algunas pruebas estrictas para asegurarse de que estaría lista para el trabajo de comadrona canina. La servicial sabuesa no solo tenía que demostrar que podía hacer frente al ajetreo y el bullicio de la sala, sino que también tenía que demostrar que podía soportar ver a su dueña sufriendo.
Y en el gran día, Belle pasó la prueba con gran éxito.
"Belle estaba esperando pacientemente en la habitación del hospital cuando fui a tener a mi bebé. Y cuando me llevaron de regreso, ella fue la primera en conocer a Olly; no podría haberlo hecho sin ella", compartió la madre primeriza, quien agregó: "Tan pronto como vio a Olly, lo olió suavemente y luego le dio a su cara una pequeña lamida para darle la bienvenida. Desde entonces, nunca se ha apartado de su lado”.
La historia muestra cuán compasivos fueron los profesionales médicos al ayudar a Tomkin, pero también nos recuerda cómo todas las criaturas de Dios deben ser apreciadas por lo maravillosas que son.