Cada tarde, después de la puesta del sol, toda la Iglesia reza el Cántico de Simeón integrado en la Liturgia de las Horas.
De hecho, es en el momento del Oficio de Completas cuando el Papa, los sacerdotes, los monjes, las monjas, las familias y los fieles de todo el mundo elevan esta oración al Cielo.
El Cantar de Simeón –o Nunc Dimittis , según sus primeras palabras en latín– es un canto bíblico extraído del Evangelio de san Lucas (Lc 2,25-32).
Es una breve oración de acción de gracias pronunciada por el anciano Simeón al recibir en sus brazos al niño Jesús cuando es presentado por sus padres al Templo de Jerusalén, como manda la ley de Moisés.
Simeón, cuyo nombre significa "Dios ha oído", era un hombre "justo y religioso" que esperaba la venida del Mesías, como lo había estado esperando Israel durante siglos.
En efecto, Simeón recibió del Espíritu Santo "el anuncio de que no vería la muerte hasta que viera a Cristo" (Lc 2,25-26).
Así se cumple la promesa tan esperada, y al recibir al Niño Jesús en sus brazos, reconoce en él al Mesías de Dios, el Salvador. De su corazón, pues, se eleva una oración de alabanza, un cántico que bendice a Dios:
Oración
Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblosluz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.
Con Simeón puedes rezar este bonito cántico, especialmente por la tarde, pidiendo a Dios que te dé el descanso de la noche, después de haber recibido sus gracias durante todo el día.
Solo, en familia o en comunidad, orado o cantado, podrás alabar a Dios, dándole gracias por haberte mostrado su luz y su salvación.