Con acciones sencillas que merece la pena realizar, tales como visitar o llamar a personas solas, enfermas o con dificultades, ¡las penas debidas por todos los pecados (ya perdonados en confesión) serán borradas! (CIC cnn 992)
El Decreto de la Penitenciaría Apostólica estipula que la Iglesia concederá la indulgencia plenaria el 23 de julio de 2023 a todos los fieles que participen en la tercera Jornada mundial de los abuelos y de los ancianos.
¿Quién puede ganar la indulgencia plenaria?
Todos los fieles están implicados. En primer lugar los ancianos, que se unirán espiritualmente a esta jornada, pero también todos aquellos que «dediquen un tiempo suficiente a visitar, en persona o virtualmente, a través de los medios de comunicación, a los hermanos ancianos necesitados o en dificultad, como los enfermos, los abandonados o los discapacitados».
Cabe destacar la aclaración que hace la Penitenciaría: «un tiempo suficiente». Aunque este tiempo no está claramente definido, debe estar animado por un «verdadero espíritu de penitencia y caridad». ¡Pueden ser, por lo menos, cinco minutos al teléfono!
Dedicarles tiempo suficiente
Se puede comenzar identificando a las personas aisladas, discapacitadas o enfermas. Puede tratarse, por supuesto, de personas cercanas. Sin embargo, dar este paso es también una oportunidad para llegar a personas más lejanas.
Así que vale la pena preguntarse quién de sus vecinos, feligreses o conocidos está solo. No es tan fácil como parece, porque, por definición, las personas que están solas ya no están bajo el radar.
Una solución es ponerse en contacto con la parroquia para obtener los datos de contacto de las personas que están realmente aisladas, sobre todo durante las vacaciones de verano.
Hay otras condiciones
Además de visitar a personas solas o enfermas, se requiere una preparación espiritual para beneficiarse de la indulgencia plenaria.
En primer lugar, se debe participar físicamente (a menos que lo impida un motivo grave) en la misa solemne presidida por el Papa Francisco en la Basílica de San Pedro el 23 de julio, o en cualquier otra celebración que se realice en todo el mundo ese día.
Por último, la indulgencia plenaria se concede bajo las tres condiciones habituales: confesión, comunión y oración según las intenciones del Papa.
La indulgencia plenaria ofrece la remisión total de la pena debida por un pecado ya perdonado en la confesión. Esta indulgencia puede también «aplicarse como sufragio por las almas del purgatorio», precisa el decreto.