La forma directa de entrar en contacto con Dios es la oración. Él siempre está escuchando y conoce todo lo que encierra nuestro corazón, nada escapa a su sapiencia infinita. Pero el Señor Jesús nos ha dicho en el Evangelio que seamos insistentes:
Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá. ¿Quién de ustedes, cuando su hijo le pide pan, le da una piedra? ¿O si le pide un pez, le da una serpiente? Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará cosas buenas a aquellos que se las pidan! (Mt 7, 7-11)
Por eso, empecemos bien nuestra semana con el ofrecimiento de nuestras pensamiento, palabras y obras para que sean agradables a Dios y para que Él esté con nosotros todos los días.
Oremos
Señor Jesús, hoy quiero agradecer que me has dejado amanecer con vida y salud para iniciar una semana más, en la que no sé lo que me espera, pero que te la ofrezco para que todo lo que haga, sea de acuerdo con tu voluntad.
Que los momentos de alegría marquen mi camino rumbo a la Casa del Padre, donde todo es gozo, y que los de tristeza me recuerden que Tú también pasaste por una cruz para resucitar y vencer para siempre a la muerte.
Acompáñame para mantenerme firme, confiando plenamente en que quieres lo mejor para mí, mi familia, amigos y conocidos. Que nunca nos separemos de Ti y que pidamos también a tu Madre Santísima que sea nuestra guía y compañera, para mayor gloria tuya y salvación nuestra.
Amén.
Padre nuestro...
Dios te salve, María...
Gloria al Padre...