Conceptos como “casarse” o “estar soltero/a” influyen en nuestra manera de entender la vida y lo que deben ser nuestros planes de futuro; no podemos permanecer al margen de ellos aunque lo pretendamos.
Comúnmente, si no estamos en una relación estable y no hemos creado una familia en determinado momento, automáticamente asumimos que algo anda mal con nosotros. Esto, en definitiva, nos impide disfrutar la soltería como se debe.
Algunas personas solteras compartieron con Aleteia algunos consejos que les han funcionado para sobrellevar la soltería y no caer en la desesperación de encontrar a su "media naranja".
1orar a Dios por nuestra vocación
No es de cuestión pedirle a Dios una pareja con cantidad de virtudes y sin defectos; «conocí a un muchacho que idealicé y que creí que era el indicado, pero cuando toque el tema del noviazgo en castidad y del matrimonio, me demostró que él no era para mí.
Teníamos objetivos diferentes; esto me ayudó a comprender los planes de Dios y darme cuenta que no había orado lo suficiente por mi vocación y, si realmente es el matrimonio, Dios pondrá a la persona correcta en mi camino».
Arly Hernández
2Oportunidad única
Este es un tiempo precioso para conocerte, descubrirte, valorarte, y sanar todas aquellas cosas que se viven desde la infancia; es un regalo precioso que Dios nos da en donde nos ayuda a construir bases solidas para formar una familia.
Ángela Garibaldi
3Discernimiento
Seamos honestos con nosotros mismos y aprendamos a cuestionarnos si realmente estamos llamados para el matrimonio; podemos llegar a creer que ese es nuestro fin cuando, en realidad, Dios tiene otros planes para nosotros. Recuerda siempre tener un corazón abierto para saber escuchar la voz de Dios.
Ana Vargas
4Sirve a Dios
En este tiempo le entregado todo de mi a Dios, sirviendo en diferentes ministerios dentro de la Iglesia, incluso cuando hay momentos en los que me siento sola o aburrida me pongo a cantar alabanzas que me transmiten alegría y me hacen sentir la presencia de Dios.
Maritza Martínez
5No estés triste
Si en algún momento estabas saliendo con alguien y de repente todo se derrumbo, ten calma y respira, Dios sabe porque hace las cosas y es momento para ver en tu interior qué es lo que realmente necesitas, lo que te falta; o incluso, lo que diste de más y si verdaderamente era la persona indicada; recuerda que las personas deben sumarte, no restarle a tu vida.
Víctor Hugo Islas
6Espacios de silencio
Ahora que estás viviendo la soltería es el mejor momento para encontrarte con Dios, porque tienes más espacios de silencio y reflexión. El busca estar a solas contigo, y que te sientas muy amado por El, quiere enseñarte, también, a amar a los demás; es llenarte de su amor primero y con ese amor podrás amarte también a ti mismo.
Jaime Martín Pulido
7Vive tu vida de manera sana
Yo vivo mi soltería como cualquier persona: trabajo, estudio, me doy tiempo para actividades recreativas, pero con pequeños detalles diferentes como son: la misa constante antes de ir a trabajar, formación cristiana en línea y el rezo el rosario. Esto me ayuda a tener una vida más tranquila.
Uriel Beas
8Saca tu mejor versión
En este tiempo puedes aprovechar para trabajar por ser una mejor persona en todos los ámbitos como hijo, hermano, amigo, católico; puedes tomar las clases de pintura o piano que tanto has postergado, haz ejercicio, sal a caminar, y si es necesario, busca ayuda profesional para que te ayude, desde adentro, a reconstruirte.
Yolo Rivera
9Descubre tu propósito
La soltería es una época para contribuir al mundo en función de tus dones, en donde puedes cultivar la paciencia y la confianza. Esta temporada es de espera y preparación, confía en que Dios tiene un plan perfecto para ti y que en su tiempo te concederá aquello que anhelas y que te ayudará a santificarte.
Ximena Zuñiga
10Enorgullécete de ti
Si ya llevas tiempo soltero, siéntete orgulloso de ti porque has podido estar contigo mismo en este lapso; eso muchas veces se convierte en un reto, por eso terminamos estando con una persona que no viene de Dios, por el miedo a la soledad.
Lupita Fernández