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Diez frases en latín que todo cristiano debería aprender

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Mathilde De Robien - publicado el 18/09/23
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 Estas expresiones latinas son breves pero ricas en la historia de la Iglesia, contienen, en pocas palabras, toda la teología que cualquier católico debería saber

En Occidente, la fe creció y se desarrolló durante la época del Imperio Romano y, por lo tanto, estuvo imbuida de la cultura y el idioma latinos. Se ha transmitido de generación en generación a través de expresiones, himnos y oraciones compuestas por nuestros predecesores. Sin estar apegados a la forma extraordinaria del rito romano, conocer estas frases latinas es una manera de descubrir la fe de nuestros antepasados, comprender el origen y el sentido de la liturgia, y formar parte de esta larga cadena de transmisión de la fe.

Y además tienen la ventaja de contener en muy pocas palabras toda una filosofía de vida cristiana. Juan Pablo II, que siguió el «Totus Tuus» de San Luis María Grignon de Montfort, es un ejemplo brillante.

1AD MAJOREM DEI GLORIAM

«Para mayor gloria de Dios»

Considerado el lema histórico de los jesuitas, la expresión «Ad majorem dei gloriam», o en su forma completa «Ad majorem Dei gloriam inque hominum salutem» (Para mayor gloria de Dios y salvación de los hombres), se atribuye a San Ignacio de Loyola. Contiene todo el pensamiento religioso de la Compañía de Jesús, según el cual todo pensamiento, palabra y obra debe orientarse hacia un único fin: la gloria de Dios.

2CRUX AVE, SPES UNICA

«¡Viva la Cruz, nuestra única esperanza!»

Una oración de devoción a la Cruz de Jesús, «Crux ave, spes unica» forma parte tanto de la tradición católica como de la anglicana. La expresión procede de un antiguo himno, «Vexilla regis prodeunt» (Más allá de las fronteras flotan los estandartes reales), escrito por el obispo de Poitiers del siglo VI, San Venancio Fortunato, y cantado tradicionalmente el Viernes Santo.

Se cantó por primera vez en noviembre de 569 durante la procesión de una reliquia de la Vera Cruz, enviada desde Oriente por el emperador bizantino Justino II a petición de Santa Radegunda, y transportada con gran pompa a Poitiers. En el siglo XIX, la expresión latina fue elegida como lema de la Congregación de la Santa Cruz, fundada en Le Mans por el beato Basile Moreau.

3Deo gratias

«Gracias a Dios»

«Deo Gratias» es una forma agradecer a Dios por las gracias recibidas. Esta expresión aparece por primera vez en las Escrituras, en San Pablo: «Demos gracias a Dios que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo» (1 Co 15,57) y «Demos gracias a Dios que nos conduce continuamente en su procesión triunfal en Cristo, y por medio de nosotros difunde por todas partes la fragancia de su conocimiento» (2 Co 2,14).

Ocupa un lugar importante, tanto en la liturgia de las horas como en la liturgia de la misa. Se repite varias veces por la asamblea al final de las lecturas y en el envío, y por el sacerdote durante el diálogo que precede a la plegaria eucarística.

Sacerdote: «¡Demos gracias al Señor, nuestro Dios!»
Asamblea: «Esto es justo y necesario».

Pero la fórmula «Deo gratias» también tiene su lugar en el lenguaje cotidiano, como signo de gratitud por una bendición recibida de Dios. La regla de San Benito obligaba incluso al portero del monasterio a decir "Deo gratias" cada vez que un extraño llamaba a la puerta.

4GLORIA PATRI ET FILIO ET SPIRITUI SANCTO

«Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo»

Gloria al Padre es una doxología, una oración de alabanza que celebra la gloria de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. En la liturgia de las horas, el "Gloria al Padre" concluye los Salmos. También se recita o canta durante el rosario, al final de cada decena. Esta es una hermosa manera de glorificar a la Santísima Trinidad.

5MAGNIFICAT ANIMA MEA DOMINUM

«Mi alma alaba al Señor»

Oración de alabanza por excelencia, «Magnificat anima mea Dominum» es la primera frase de la oración pronunciada por la Virgen María durante la visita a su prima Isabel. En este cántico, cantado durante el oficio de Vísperas, María glorifica las muchas obras de Dios, tanto las que ha realizado en ella como las que ha llevado a cabo en las naciones. Conoce más sobre el Magnificat en el siguiente video:

6PAX VOBISCUM

«La paz sea contigo»

Estas son las palabras de Cristo resucitado, mencionadas en los Evangelios de Lucas y Juan, cuando vuelve a sus discípulos después de su muerte. «¡Paz a ustedes! Como el Padre me ha enviado, así los envío yo». (Jn 20, 21). Esta fórmula se repite varias veces en la liturgia. Después de la plegaria eucarística, se invita a los fieles, en el amor de Cristo, a darse la paz mutuamente. Al final de la misa, el sacerdote les invita a compartir la paz del Señor con el mundo: «¡Vayan en la paz de Cristo!»

7REQUIESCAT IN PACE

«Que descanse en paz»

Requiescat in pace o «RIP» procede de la oración católica por los difuntos. Esta expresión latina se utilizó por primera vez en el siglo VIII. Con esta oración se pide que se conceda al alma del difunto el acceso al Cielo, al descanso eterno. La frase se sigue utilizando hoy en día en los funerales católicos:

Requiem æternam dona ei, Domine
Et lux perpetua luceat ei :
Requiescat in pace.
Requiescat in pace. Amén
.

Dale, Señor, el descanso eterno,
Y que la luz eterna brille sobre él.
Descanse en paz.
Amén

8SALVE REGINA

«Salve Reina»

La oración «Salve Regina» es sin duda la antífona más famosa dirigida a la Virgen María. Se dice que fue compuesta por Adhémar de Monteil, obispo de Le Puy-en-Velay en el siglo XI, y fue San Bernardo de Claraval quien añadió las tres últimas invocaciones (O Clemens, O Pia, O Dulcis Virgo Maria) en el siglo XII, acompañadas de tres genuflexiones.

La Virgen María es representada como Reina, pero también como Madre de misericordia cuyos ojos y corazón se vuelven hacia la humanidad. Esta oración marca el periodo litúrgico que va desde la fiesta de la Trinidad hasta el Adviento. Tradicionalmente se canta por la noche, al final de las Completas, pero también puede cantarse al final de una celebración.

9SURSUM CORDA

«Levantemos el corazón»

En el lenguaje corriente, «sursum corda» significa «arriba con el corazón», pero la expresión tiene su origen en la liturgia. «Sursum corda», de «sursum» (hacia arriba) y «corda» de la palabra «cor» (corazón), es la invitación que hace el sacerdote durante el diálogo con la congregación justo antes de la plegaria eucarística:

Sacerdote: ¡Levantemos el corazón!
Asamblea: Lo tenemos levantado hacia el Señor.

«Sursum corda» fue comentada por San Cipriano y San Agustín. Para ellos, la expresión se refiere a la actitud fundamental del cristiano llamado a anclar su vida en el cielo, según la invitación de San Pablo: «Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios» (Col 3,1). Para demostrar esta elevación de los corazones, el sacerdote levanta las manos al cielo.

10TOTUS TUUS

«Todo tuyo»

Popularizada por San Juan Pablo II, que la convirtió en su lema episcopal y luego pontificio, la expresión «Totus tuus» procede de una oración a María escrita por San Luis María Grignon de Montfort en su Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen: «Totus tuus ego sum, et omnia mea tua sunt. Accipio te in mea omnia. Praebe mihi cor tuum, Maria. (Te pertenezco por entero, y todo lo que tengo es tuyo. Te tomo por mi todo. Oh María, dame tu corazón).

San Luis María Grignon de Montfort explica que es a través de María como vamos a Cristo. «Totus tuus» es, pues, la expresión más sencilla de la consagración a Cristo, mediante la consagración a María. Estas dos palabras ocuparon un lugar central en la vida del Papa polaco: las anotó en sus manuscritos y las repitió continuamente hasta su último aliento.

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