San Carlos de Foucauld "hizo un camino de transformación hasta el punto de sentirse hermano de todos", recordó el Papa Francisco en la audiencia general celebrada en la Plaza de San Pedro el 18 de octubre de 2023. Casi un año y medio después de canonizarlo, el Papa Francisco volvió sobre la figura del ermitaño del Sáhara, como un modelo de pasión por Jesús que debe inspirar a todos los cristianos, tanto sacerdotes y consagrados como laicos.
Describiendo la conversión a Cristo de Charles de Foucauld tras una vida desordenada, el Papa reiteró que "el primer paso en la evangelización es tener a Jesús en el centro del corazón, 'perder la cabeza' por Él".
Si no es así, advirtió Francisco, "corremos el riesgo de hablar de nosotros mismos, de nuestro grupo, de una moral o, peor aún, de un conjunto de reglas, pero no de Jesús, de su amor, de su misericordia".
Abandonando su texto, el Papa advirtió a continuación contra los excesos de ciertas nuevas comunidades. "Lo veo en ciertos nuevos movimientos que están surgiendo, que hablan de su visión de la humanidad, de su espiritualidad, se sienten en un camino nuevo… Pero, ¿por qué no hablan de Jesús?", dijo Francisco. "Hablan de muchas cosas, de organización, de caminos espirituales, pero no saben hablar de Jesús", dijo con tristeza.
El Papa pidió a todos que se preguntaran: "¿Tengo a Jesús en el centro de mi corazón, o he perdido la cabeza por Él?". Francisco destacó el ejemplo de Charles de Foucauld, que supo "pasar de la atracción por Jesús a la imitación de Jesús". En Tierra Santa, comprendió "el deber de aprender en la escuela de Cristo".
Durante su estancia en Nazaret, el hermano Carlos "experimentó una intensa relación con el Señor, pasó largas horas leyendo los Evangelios y se sintió como su hermano pequeño". Y conocer a Jesús le dio el deseo de darlo a conocer". También hoy, la experiencia del encuentro con Jesús debe suscitar el deseo de "compartir este tesoro" en todos los que lo viven.
Ponernos en la escuela de Cristo, "el primer evangelizador"
"Tantas veces nuestra existencia grita mundanidad, estupideces, extrañezas", observó Francisco. A la inversa, la vida de Charles de Foucauld muestra su deseo de "gritar el Evangelio en silencio". "Fue al desierto del Sahara, entre no cristianos, y llegó allí como amigo y hermano, llevando la dulzura de Jesús en la Eucaristía", relató Francisco.
Para el santo ermitaño, "Cristo es el primer evangelizador". Por eso pasa unas diez horas al día en oración a los pies de Jesús, ante el sagrario, seguro de que la fuerza para evangelizar está ahí, y sintiendo que es Jesús quien le acerca a tantos hermanos lejanos".
"Estoy convencido de que hemos perdido el sentido de la adoración. Necesitamos redescubrirlo, empezando por nosotros mismos, personas consagradas, obispos, sacerdotes, religiosas…" Invitaba a los consagrados a saber "perder el tiempo ante el sagrario".
En sus cartas, Charles de Foucauld insistió también en la responsabilidad de los laicos, "que evangelizan con una cercanía de caridad, con una bondad para con todos, con un afecto siempre dispuesto a entregarse". El Papa explicó que "Carlos se anticipó así al tiempo del Concilio Vaticano II, percibió la importancia de los laicos y comprendió que el anuncio del Evangelio es responsabilidad de todo el pueblo de Dios".
"San Carlos de Foucauld, figura profética de nuestro tiempo, dio testimonio de la belleza de comunicar el Evangelio a través del apostolado de la mansedumbre: él, que se sentía 'hermano universal' y acogía a todos, nos muestra la fuerza evangelizadora de la ternura", insistió.
El 15 de mayo de 2022, el Papa Francisco celebró la canonización de Charles de Foucauld (1858-1916), a quien se ha referido en numerosos textos y discursos durante su pontificado, especialmente en su encíclica Fratelli tutti, publicada en 2020.