Siempre que se acerca el 2 de noviembre surge una pregunta: ¿Cómo obtener la indulgencia plenaria en el Día de Todos los Difuntos para las almas del purgatorio?
La Iglesia tradicionalmente concede a los católicos la oportunidad de obtener una indulgencia plenaria para las almas del purgatorio con motivo del Día de Todos los Difuntos.
Las condiciones para obtenerlo son:
1Condiciones generales de todas las indulgencias:
- Confesarse, porque para recibir cualquier indulgencia plenaria, ya sea para uno mismo o para las almas del purgatorio, es imprescindible estar en gracia y desapegado de todo pecado
- Recibir la Sagrada Comunión
- Orar por el Santo Padre y sus intenciones de oración (Padre nuestro, Ave María y Credo).
2Condiciones específicas de la indulgencia con motivo del Día de Todos los Difuntos:
- En el período del 1 al 8 de noviembre, visitar un cementerio y rezar por los difuntos, aunque solo sea mentalmente
- Visita piadosamente una iglesia u oratorio y recita allí el Padre Nuestro y el Credo
- Importante: las personas enfermas, ancianos y personas con legítimas restricciones o imposibilidad de realizar estas visitas presenciales pueden unirse espiritualmente con otros creyentes, ofreciendo sus respectivas oraciones en el mismo lugar donde se encuentren.
3Oraciones sugeridas
Cada creyente puede decir las oraciones de su elección, pero para quienes lo deseen, presentamos las siguientes sugerencias:
"Padre Eterno, te ofrezco la Preciosísima Sangre de Tu Divino Hijo Jesús, en unión con todas las Misas que hoy se celebran en todo el mundo; por todas las almas santas del purgatorio, por los pecadores de todo el mundo, por los pecadores de toda la Iglesia, por los de mi propia casa y mis vecinos. Amén".
"Dales, Señor, el descanso eterno, y que brille para ellos la luz perpetua. Que descanse en paz. Amén" (tres veces).
La Iglesia también recomienda el rezo de las Laudes y Vísperas del Oficio de Difuntos, el santo rosario, la coronilla de la Divina Misericordia o la lectura meditada de pasajes del Evangelio propios de la liturgia de los fieles difuntos.
La tradición también anima a los católicos a realizar una obra de misericordia, ofreciendo a Dios los dolores y dificultades de la propia vida.