"Hoy, María, te necesitamos como mujer", dijo el Papa Francisco en su tradicional oración a la Virgen María, pronunciada ante la estatua de la Madre de Dios en la Plaza de España (Roma), con motivo de la fiesta de la Inmaculada Concepción, el 8 de diciembre de 2023.
Dirigiéndose a María "con el corazón desgarrado entre la esperanza y la angustia", le encomendó "a todos los pueblos oprimidos por la injusticia y la pobreza, probados por la guerra", citando en particular a los de Ucrania, Palestina e Israel.
En particular, este año el Papa Francisco confió a la Inmaculada Concepción "todas las mujeres que han sufrido violencia y las que todavía son víctimas de la violencia en esta ciudad, en Italia y en todo el mundo". Es un llamamiento que probablemente se escuchará especialmente en la región de Botte, marcada por un gran debate sobre la violencia contra las mujeres desde el asesinato de Giulia Cecchettin, de 22 años, en Padua a manos de su ex novio el 11 de noviembre.
"Las conoces una a una, conoces sus rostros", dijo el Papa a la Virgen María de las mujeres víctimas de la violencia. Le pidió que secara sus lágrimas y las de sus seres queridos.
"Ayúdanos a hacer un camino de educación y purificación reconociendo y contrarrestando la violencia que se esconde en nuestros corazones y en nuestras mentes".
El Papa encomienda Ucrania, Palestina e Israel a la Virgen María
Como el año pasado, cuando derramó amargas lágrimas por la suerte de los niños ucranianos, el Papa Francisco pidió a la Virgen María que intercediera por "el atormentado pueblo de Ucrania". Este año, añadió a su súplica a los pueblos israelí y palestino, "sumidos de nuevo en una espiral de violencia".
En particular, el Papa rezó por todas las madres "que lloran a sus hijos asesinados por la guerra y el terrorismo", así como por las de los emigrantes, las víctimas de la droga y los niños enfermos.
"No puede haber paz sin perdón, ni perdón sin arrepentimiento", insistió el Obispo de Roma. E insistió en que el mundo solo puede cambiar "si cambian los corazones".
Una gran celebración mariana en Roma
Francisco depositó una corona de flores ante la columna de la Virgen María, y después recorrió la plaza para saludar a la multitud. A continuación, regresó en coche al Vaticano.
Cada 8 de diciembre, desde el pontificado de Juan XXIII, los Papas acuden a la plaza Mignanelli -al sur de la Escalinata de España- para venerar a la Madre de Cristo ante una multitud al pie de la columna de doce metros de altura que sostiene una estatua de la Virgen.
Durante todo el día, representantes de los distintos gremios de la sociedad romana acuden a saludar a la Virgen en la plaza Mignanelli. También es costumbre que, al amanecer, los bomberos utilicen la escalera de su camión para depositar una corona de flores en uno de los brazos de la estatua de María, en memoria de sus 220 colegas que inauguraron este monumento el 8 de diciembre de 1857.
Antes de su visita a la Escalinata Española, el Papa visitó la Basílica de Santa María la Mayor, donde entregó una Rosa de Oro al icono Salus populi romani, la representación más antigua de la Virgen María en Roma, por la que siente una especial veneración desde el inicio de su pontificado. Tradicionalmente, el Papa concede la Rosa de Oro a una persona, santuario o ciudad, en reconocimiento de notables servicios prestados a la Iglesia, o por el bien de la sociedad.
