"El hecho de ser madre soltera no impide el acceso a la Eucaristía". Para recordarlo, el Dicasterio para la Doctrina de la Fe ha publicado esta semana en su web una carta aprobada por el Papa Francisco, como viene siendo habitual con el nuevo prefecto, el cardenal Víctor Manuel Fernández. Interrogado por un obispo de la República Dominicana, el Vaticano salió en defensa de estas mujeres que "han elegido la vida", instándonos a mostrarles compasión.
Es mucho lo que está en juego. En ciertos contextos, las situaciones canónicas "irregulares" pueden implicar a la mayoría, o incluso a la casi totalidad, de los participantes en la vida de una parroquia. "Si solo diera la comunión a los que están perfectamente en regla, nadie podría comulgar", señalaba monseñor Jean-Paul Vesco durante el Sínodo sobre la Familia. Este dominico francés, entonces obispo de Orán (Argelia), acompañaba a una comunidad católica formada principalmente por emigrantes africanos cuya vida era caótica y llena de sobresaltos.
Bajo el pontificado de Francisco, el Dicasterio para la Doctrina de la Fe fue llamado gradualmente a apoyar una apertura pastoral pragmática, pero esta orientación no era evidente, ya que el Papa se topó con las reticencias de su propia administración. Tras destituir en 2017 al encumbrado cardenal alemán Gerhard Ludwig Müller como prefecto del antiguo Santo Oficio, el Papa encomendó la tarea al jesuita español Luis Ladaria Ferrer, un teólogo de formación clásica pero más discreto y leal. Sin embargo, la publicación en febrero de 2021 de un documento que reiteraba la prohibición de las bendiciones a las parejas del mismo sexo provocó un palpable malestar entre este dicasterio y el Papa Francisco, descontento con el tono de este texto, que había aprobado oficialmente. Pero en un rescripto publicado el viernes y fechado el 21 de octubre, el Papa Francisco dejó claro que solo su firma personal en los documentos publicados por la sección doctrinal de este dicasterio los hace válidos.
Entre la aceleración y la cautela táctica
Con el nuevo prefecto argentino, el Papa tiene ahora un aliado objetivo y un colaborador alineado con sus posiciones. Desde que el Papa tomó el control del antiguo Santo Oficio, el número de documentos se ha acelerado a un ritmo inusitado, sobre temas tan variados como el bautismo de transexuales o de niños nacidos por PAM, el acceso a la comunión de los divorciados vueltos a casar y, también esta semana, los métodos para conservar las cenizas de un difunto. En respuesta a una pregunta del cardenal Matteo Zuppi sobre la cremación, el Dicasterio para la Doctrina de la Fe ha autorizado la creación de un lugar "sagrado, definido y permanente" para recoger las cenizas de los bautizados, indicando sus datos personales. También se permite conservar las cenizas de un ser querido en un lugar sagrado con la autorización de la autoridad eclesiástica, "siempre que se excluya cualquier tipo de malentendido panteísta, naturalista o nihilista".
El cardenal argentino, de 61 años, ha sido presentado a menudo como un liberal o un modernista, pero también sabe jugar la carta de la continuidad y la prudencia doctrinal. En noviembre, al ser interrogado por un obispo filipino sobre la seducción que ejercía la masonería entre algunos católicos de su diócesis, el cardenal Fernández reiteró clara y firmemente la prohibición de toda pertenencia a la masonería decretada por el cardenal Ratzinger en 1983. Los que esperaban un relativismo "humanista" en este asunto se vieron sorprendidos. "Demuestra que el cardenal no actúa unilateralmente, sino que también sabe apoyarse en la experiencia pasada de este dicasterio", afirma un sacerdote francés que conoció el Vaticano bajo Juan Pablo II y Benedicto XVI.