Sobre las intenciones de la Misa, el Código de Derecho Canónico es muy sencillo:
Un sacerdote puede celebrar la Misa por cualquier persona, ya sea por los vivos o por los muertos (CIC Canon 901).
Los comentarios a este breve canon explican qué se puede pedir durante la Misa y qué intenciones no están permitidas. Lo más apropiado es pedir una bendición para los vivos, que puede ser explícita: por la curación, por encontrar un nuevo trabajo, por mejorar las relaciones en la familia, por resolver conflictos, por fortaleza en el duelo, por los difuntos. Puede ser una acción de gracias por los dones recibidos de Dios.
En cambio, no está bien pedir una Misa por intenciones que no se ajustan a los mandamientos de Dios: hacer daño a alguien o romper una relación, por ejemplo. Tampoco está bien pedir la Misa por asuntos triviales y mundanos, como dinero para un reloj nuevo.
No debe darse el caso de que la intención que se lee al principio de la Misa sea una manifestación de opiniones, adoctrinamiento o publicidad. Por ejemplo: "Por una bendición para la empresa comercial 'Pérez', que produce cables, cuya sede se encuentra en la calle Doce".
¿Qué pasa con Michael Jackson?
Hace algún tiempo, una anciana acudió con el párroco de Knurów (Polonia) y pidió una Misa por el músico fallecido.
"El cura aceptó esta intención y dicha Misa se celebró. Se trata de la bondad, de la honestidad de esta intención, así que, en este caso, esta anciana no fue con ninguna provocación de su parte - lo que también intenté comprobar. Ella sentía tal deseo, tal necesidad, de rezar específicamente por Michael Jackson. Esta persona pide Misas por los difuntos muy a menudo", dijo el canciller de la curia de Katowice.
Es difícil no estar de acuerdo con la opinión del canciller. El hecho de que una persona sea conocida y famosa, o quizá controvertida, no significa que una Misa por ella deje de ser importante. Como cualquier persona, una celebridad conocida por millones de personas también puede necesitar oración. Y es bueno que haya alguien entre ellos que piense en una ayuda tan realista y completamente ajena al mundo.
Evitar el escándalo y el sensacionalismo
En situaciones que se puede suponer que despiertan emociones y comentarios innecesarios, es mejor utilizar la fórmula "por una intención determinada" o "por una intención conocida por Dios". La verdad es que la persona que ordena la Misa siempre puede pedir oraciones por una causa así y no hace falta leerla desde el púlpito.
De este modo, se cumple lo más importante: la oración durante la Eucaristía. Dios y la persona que lo pide lo saben y no causa ninguna sensación: no se percibirá como una demostración o una broma.
Misa gregoriana perpetua y colectiva
Ya que hablamos de Misas, merece la pena mencionar tres de ellas:
Misagregoriana
Se trata de 30 misas celebradas durante 30 días consecutivos por la intención de un difunto. Sus orígenes se remontan al siglo VI. Cuando el Papa Gregorio Magno (540-604) aún era monje, en el monasterio se decían misas por un hermano difunto en el que se había encontrado dinero, lo que iba contra la regla.
Al cabo de 30 días, se apareció el difunto a otro hermano y le agradeció su ayuda y su liberación del castigo. Cuando Gregorio se convirtió en Papa, la costumbre de las llamadas gregorianas por los difuntos se extendió por la Iglesia. Aunque no está fundamentada en la doctrina, es una costumbre fuerte y una buena tradición para ayudar a los difuntos.
misasperpetuas
Se celebran por una persona viva o fallecida, sin una intención específica. La persona por la que se pide dicha Misa se inscribe en un libro especial y la Eucaristía se celebra diaria, semanal o mensualmente por las intenciones de todos los inscritos en el libro (esto depende del instituto que se comprometa a ello). Esta Misa se celebra mientras exista la comunidad comprometida.
misascolectivas
Consisten en celebrar la Eucaristía por varias intenciones diferentes. Se trata de una práctica habitual en santuarios donde hay tantas intenciones de Misa que es imposible celebrarlas individualmente. En 1991, la Congregación para el Clero publicó el decreto MOS IUGITER, que puso orden en las llamadas misas colectivas.
La Iglesia subrayó que cada intención debe celebrarse por separado. Sin embargo, si los donantes están de acuerdo, se puede celebrar una Misa colectiva, pero no más de dos veces por semana. El documento dice aì:
"Es cierto que, desde los primeros tiempos, los fieles -especialmente en las regiones pobres- solían ofrecer modestos sacrificios a los sacerdotes sin pedir explícitamente que se celebrara una Misa separada para cada uno de ellos por una intención individual. En tales casos, se permite reunir un cierto número de ofrendas y celebrar por ellas tantas Misas como tarifas estén en vigor en la diócesis".
El documento deja claro que un sacerdote no puede, por iniciativa propia, reunir varias Misas por las que se ha hecho una ofrenda individual y rezar por ellas en una sola Eucaristía.