Queridos hermanos y hermanas en Cristo,
Hoy reflexionamos sobre el Evangelio en el que Jesús calma la tormenta. Este pasaje es una fuente poderosa de enseñanza sobre la fe, la confianza en Dios y el poder de Jesús sobre toda la creación.
A menudo, como los discípulos, podemos sentirnos abrumados por las tormentas de la vida: problemas personales, dificultades familiares, enfermedades, preocupaciones financieras, y muchas otras. En medio de estas tormentas, es fácil sentir que estamos solos y que Jesús está "durmiendo", sin prestar atención a nuestras dificultades. Sin embargo, este pasaje nos recuerda que Jesús siempre está con nosotros, incluso cuando parece que está en silencio. Su presencia constante es una fuente de consuelo y esperanza.
Jesús pregunta a sus discípulos: "¿Aún no tienen fe?" Esta pregunta es un llamado a examinar la profundidad de nuestra propia fe. La fe verdadera no se basa en la ausencia de problemas, sino en la confianza en Jesús en medio de las dificultades. Los discípulos tenían a Jesús en la barca con ellos, pero aún así sucumbieron al miedo. Nosotros también podemos caer en la misma trampa, olvidando que Jesús, el Señor de toda la creación, está con nosotros y tiene el poder de calmar cualquier tormenta.
Cuando Jesús reprende al viento y al mar, muestra su autoridad divina. Los elementos de la naturaleza obedecen a su mandato, lo que revela su identidad como Hijo de Dios. Este milagro no solo calma la tormenta exterior, sino que también está destinado a calmar la tormenta interior de los discípulos, fortaleciendo su fe y confianza en Él. Nos enseña que no hay nada en la creación que esté fuera del control de Jesús. Su poder y autoridad son absolutos, y podemos confiar en Él para guiarnos y protegernos en todas las circunstancias.
¿Cómo aplicamos estas enseñanzas en nuestra vida diaria?
1Confianza en la presencia de Jesús
En cualquier situación difícil que enfrentemos, recordemos que Jesús está con nosotros. Incluso cuando parece que está en silencio, su presencia es real y constante. Podemos acudir a Él en oración, expresar nuestras preocupaciones y confiar en que Él está actuando, aunque no lo veamos de inmediato.
2Fortaleza en la fe
Cultivemos una fe profunda y firme que no se tambalee con las tormentas de la vida. Esto implica una relación continua con Dios a través de la oración, la lectura de las Escrituras y la participación en la comunidad de fe. Fortalezcamos nuestra fe recordando los momentos en que Dios ha sido fiel y ha actuado en nuestras vidas.
3Reconocimiento del poder de Jesús
Reconozcamos y proclamemos el poder y la autoridad de Jesús sobre toda la creación. En nuestras oraciones y en nuestra vida diaria, declaremos su señorío y confiemos en su capacidad para calmar cualquier tormenta. Al hacerlo, no solo encontraremos paz, sino que también daremos testimonio a otros de la grandeza de nuestro Dios.
Queridos hermanos y hermanas, este pasaje del Evangelio de san Marcos nos invita a confiar plenamente en Jesús, el Señor de la creación, que tiene el poder de calmar todas las tormentas de nuestra vida. Que nuestras vidas reflejen una fe profunda y constante en su presencia y poder. Y que, al enfrentar las tormentas de la vida, podamos encontrar paz y seguridad en la certeza de que Jesús está con nosotros, guiándonos y protegiéndonos en todo momento.
Amén.
Domingo XII del Tiempo Ordinario
Segunda lectura 2 Cor 5, 14-17
Evangelio Mc 4, 35-41