Andrés Castillo -un misionero, de familia misionera- se dedica desde hace 14 años, junto a su esposa, a fortalecer a las parroquias para generar un crecimiento en la Iglesia global; todo esto a través de un proyecto que nació con el entonces arzobispo Jorge Mario Bergoglio.
En entrevista, comparte con Aleteia cómo ha sido recorrer el mundo brindando ayuda a parroquias con una inmensa necesidad y cómo eso ha generado grandes aprendizajes y una inmensa gratitud en su corazón.
“En este caminar entre tantas parroquias y entre tanta gente, uno piensa que el ministerio es uno ayudando a las parroquias y, en realidad, Dios enseña es que este camino está más hecho para que las personas nos enseñen cosas a nosotros y poder ir creciendo”.
¿Cómo decirle que no al Papa?
Lo que inició como un proyecto local, pensado para aplicarse en algunas áreas de Buenos Aires de pronto se convirtió en una red mundial gracias a un favor imposible de negar.
El primero de julio de 2017, Andrés y Diego Solano, co fundador, viajaron a Roma para visitarlo y presentarle los resultados del proyecto que desarrollaron en Buenos Aires. Fue entonces cuando el Papa les pidió un favor.
“Él dijo: ‘bueno, yo quiero pedirles un favor’ Así empezó y yo siempre hago el chiste de que ¿cómo decirle que no al Papa? (risas) Él me dijo: ‘Quiero que lo hagan mundial. Quiero que lo hagan global’”.
Así nació Renova Más, una red global de laicos misioneros que busca transformar a la Iglesia y volverla plenamente misionera. “Lo que hacemos es fortalecer parroquias, generar crecimiento y optimizar los espacios pastorales”.
Fundada sobre el numeral 278 del documento de Aparecida, Renova hace un diagnóstico de las parroquias para proponer cómo fortalecer las áreas de mejora.
A través del uso de aplicaciones y páginas web, sacerdotes de todo el mundo pueden ingresar y contestar una serie de preguntas que derivan a un modelo de parroquia, desde el cual se desprenden programas de acción.
“El Espíritu Santo ha hecho algo maravilloso y sobrenatural. Nosotros de ninguna forma podríamos decir que esto es algo humano (...) básicamente hemos recorrido Europa, América del Norte, América Central, América del Sur; hemos ayudado a cantidad de parroquias en el mundo y tenemos una red con misioneros que que está presente en más de 13 países (...) sin la acción del Espíritu Santo esto no podría ser real”.
Sin embargo, este uso de la tecnología e inteligencia artificial, lejos de sistematizar y homogeneizar las cosas, les ha permitido potenciar el factor humano y comprender la particularidad de cada parroquia, cada párroco y pastoral.
“Lo primero que hemos encontrado nosotros como tesoro es que no existe un molde igual (...) incluso en una misma ciudad las parroquias son diferentes, tienen realidades diferentes. Cuando nosotros trazamos una estrategia, hacemos algo personalizado que casi seguro que no vamos a volver a repetir en ninguna parte del mundo”.
De lo particular a lo global
En cada uno de estos acercamientos han tenido la oportunidad de crear proyectos pastorales específicos -por ejemplo, con pastoral juvenil o con el ministerio de música- y, cuando un proyecto da muchos resultados, nace un programa global de formación.
“Al escalarlo de manera global nacen un montón de cosas, como -por ejemplo- una escuela de música que ya tiene dos sedes (Argentina y EEUU). En dos años (los participantes) se reciben de músico para el Ministerio de Música”.
De la misma forma, Renova tiene obras de teatro, congresos de liderazgo y producción de radio y televisión.
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El éxito es que las personas transformen su corazón
Aunque el proyecto cuenta con resultados tangibles y múltiples historias de parroquias que volvieron a la vida, para Andrés el verdadero éxito es que las personas transformen sus corazones.
“Nosotros hablamos de parroquia, de estructura, de estrategia, de procesos… pero en definitiva, lo que toca el corazón es cuando ves una persona transformada por el poder del Espíritu Santo. Toda transformación dentro de la Iglesia se da cuando la persona elige abrazar la voluntad de Dios y ahí todo fluye, porque es el mismo Espíritu Santo el que fluye, no nosotros”.
La Iglesia entera crece
Estar en contacto con tantas realidades de la Iglesia, por todo el mundo, ha dejado muchas lecciones.
“Nos hemos arraigado fuertemente a la cuestión local y territorial, es normal en el ser humano, pero nos hemos arraigado tan fuertemente a esto que no podemos ver que cada acción que nosotros generamos en nuestra parroquia repercute en la Iglesia Católica de manera global, desde un lugar místico y un lugar concreto”.
Y cierra con un punto determinante: “A medida que nuestra parroquia va creciendo, nuevas personas van transformándose a través de lo que Jesús hace en sus vidas y la Iglesia completa empieza a crecer”.