Una de las características obligatorias de la recitación de la Plegaria Eucarística en la Misa de Rito Romano es el nombramiento del Papa y del obispo local. ¿Por qué?
Signo de unidad
El Catecismo de la Iglesia Católica explica por qué el sacerdote mencionará siempre el nombre del Papa actual y del obispo local en medio de la Plegaria Eucarística:
"Toda la Iglesia está unida a la ofrenda e intercesión de Cristo. Puesto que tiene el ministerio de Pedro en la Iglesia, el Papa está asociado a cada celebración de la Eucaristía, en la que se le nombra como signo y servidor de la unidad de la Iglesia universal. El obispo del lugar es siempre responsable de la Eucaristía, incluso cuando la preside un sacerdote; se menciona el nombre del obispo para significar su presidencia sobre la Iglesia particular, en medio de su presbiterio y con la asistencia de los diáconos. La comunidad intercede también por todos los ministros que, por ella y con ella, ofrecen el sacrificio eucarístico".
El obispo es el representante del Papa, por lo que tiene sentido que también sea nombrado, ya que es el guardián local de la unidad.
Además de nombrar al Papa y al obispo, el sacerdote también realiza una acción de unidad que suele pasar desapercibida y que tiene una rica historia.
Durante la Misa, el sacerdote rompe una pequeña parte de la hostia consagrada y la deja caer en el cáliz de vino consagrado.
Comunión de la Iglesia
Según Nikolaus Gihr en el libro El Santo Sacrificio de la Misa, la acción de colocar una pequeña partícula de la hostia en el cáliz tiene sus raíces en la Iglesia primitiva, y es una costumbre que significaba unidad con el Papa y el obispo local:
"La participación en el mismo Santo Sacrificio se consideraba como un signo y prenda de Comunión eclesiástica; mutuamente para probar y mantener esto, los Papas y obispos enviaban a otros obispos, o también a sacerdotes, partes de Hostias Consagradas, que los receptores dejaban caer en el cáliz y consumían… Esta costumbre existió en Roma hasta aproximadamente el siglo IX. Allí, el Papa, los domingos y días de fiesta, enviaba a los sacerdotes encargados del servicio divino en las iglesias de la ciudad, la Eucaristía como símbolo de comunión con la Cabeza eclesiástica, y como signo de que estaban facultados para celebrar".
La unidad es una de las marcas de la Iglesia, y estos pequeños gestos ayudan a recordar al sacerdote que está unido a un Cuerpo de Cristo mucho más grande.