El expresidente estadounidense Donald Trump fue víctima de un atentado el 13 de julio, mientras celebraba una reunión en Butler (Pensilvania) con motivo de las elecciones presidenciales de 2024. Mientras que Donald Trump solo sufrió una herida leve en la oreja, dos personas resultaron gravemente heridas por los disparos y un padre de 50 años murió. El autor de los disparos, un joven de 20 años, fue abatido en ese mismo momento. Desde el mismo día de la tragedia se han rendido homenajes a la víctima del atentado, un bombero de 50 años. El gesto de este hombre, que al parecer utilizó su cuerpo para proteger a su familia de los disparos, ha sido aclamado en todo el mundo.
Una herida para la democracia
La tragedia ha suscitado una gran emoción en el país, y los representantes de la Iglesia se han esforzado en expresar su compasión por las víctimas y su rechazo a toda violencia. Pocas horas después del atentado, el obispo de Pittsburg, a la que pertenece la ciudad de Butler, monseñor David Zubik, se declaró "profundamente conmocionado" y pidió "oraciones por la salud y la seguridad de todos, por la curación y la paz, y por el fin de este clima de violencia en el mundo".
El Presidente de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, el Arzobispo Timothy Broglio, también condenó el atentado y ofreció sus oraciones por las víctimas. "Junto con mis hermanos obispos, condenamos la violencia política y ofrecemos nuestras oraciones por el presidente Trump y por aquellos que han sido asesinados o heridos", ha escrito. La emoción también se ha extendido más allá de las fronteras estadounidenses. El 14 de julio, la Santa Sede también expresó su "preocupación", afirmando que un ataque de este tipo "hiere a las personas y a la democracia, causando sufrimiento y muerte". El Vaticano "reza por América, por las víctimas y por la paz en el país, para que nunca prevalezcan los motivos de los violentos".
Con las elecciones presidenciales estadounidenses previstas para noviembre, el uso de la violencia con fines políticos es un problema que preocupa especialmente a las autoridades y a la sociedad civil. Tanto es así que, en junio de 2024, la Conferencia Episcopal estadounidense emitió una extensa declaración en la que desacreditaba la violencia como solución política, prefiriendo en su lugar "la búsqueda de la paz y la justicia" a través del "diálogo".