La escena ofendió a los cristianos de todo el mundo. Y con razón: la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de 2024, que tuvo lugar en París el viernes 26 de julio, contó con un retablo que se parecía mucho a una parodia de la Última Cena.
Esta escenificación suscitó, al día siguiente, la reacción de la Conferencia Episcopal Francesa, que deploró "las escenas de escarnio y burla del cristianismo" y provocó la solidaridad de miembros de otras confesiones religiosas, escandalizados por la falta de respeto a la religión y a lo sagrado.
"Nuestros pensamientos están con todos los cristianos de todos los continentes que se han sentido heridos por el ultraje y la provocación de ciertas escenas. Queremos que comprendan que la celebración olímpica va mucho más allá de los prejuicios ideológicos de algunos artistas", declararon los obispos franceses.
Comité olímpico y director artístico hacen declaraciones
Ante el alcance de la polémica en Francia y en el extranjero, el Comité Olímpico Internacional (COI) se vio obligado a pedir disculpas a través de Anne Descamps, directora de comunicación de París 2024:
"Está claro que nuestra intención no era faltar al respeto a ningún grupo religioso. Al contrario, nuestra intención era mostrar tolerancia y comunión. Si alguien se ha sentido ofendido, le pedimos disculpas", declaró la Directora de Comunicación en una rueda de prensa celebrada el domingo 28 de julio.
El director artístico de la ceremonia, Thomas Jolly, rechazó las críticas el domingo, argumentando que La Última Cena no fue su inspiración, sino que se trataba de una escena de los dioses del Olimpo y descartó haberse burlado.
"La idea era crear una gran fiesta pagana vinculada a los dioses del Olimpo. Nunca encontrarán en mí o en mi obra ningún deseo de burlarse o denigrar a nadie. Quería crear una ceremonia que reparara y reconciliara".
Reacciones de la Iglesia en Francia
El obispo delegado para los Juegos Olímpicos, Mons. Emmanuel Gobilliard, pide que se apacigüen los ánimos, sobre todo de los atletas. "Nos han herido profundamente. El espíritu olímpico, que es un espíritu unificador, un espíritu de paz, ha sido herido y lo que se ha creado, sea cual sea la intención de las personas que lo hicieron, es división", lamentó. "He tenido noticias de atletas que se han sentido heridos por esta secuencia, y que ahora piden poder concentrarse en sus pruebas. Mi misión es acoger su petición de apaciguamiento y ofrecerles apoyo espiritual durante sus pruebas".
"Para nosotros, la paz es Cristo"
"Redescubramos algo del reino de la paz, que es lo que los católicos tienen en común con el olimpismo. Para nosotros, la paz es Cristo", subrayó Mons. Gobilliard, instándonos a no fomentar un espíritu de oposición.
En Francia, algunos obispos celebraron Misa el domingo 28 de julio en desagravio por esta parodia blasfema.
Reacciones en el mundo
Mons. Donald Hying, obispo de Madison (Estados Unidos), fue uno de los primeros en reaccionar así: "En reparación por la blasfemia de París, ayunemos y recemos, renovando nuestra devoción a la Eucaristía, al Sagrado Corazón y a la Virgen María. Que Jesús sea adorado y amado en todos los sagrarios del mundo. Gracias Señor por la Eucaristía y la Última Cena, por tu amor por nosotros".
Monseñor José Ignacio Munilla, también criticó los hechos y llamo a hacer actos de reparación en su homilía y redes sociales.
Tras el rezo del Ángelus, el Papa Francisco calificó de "escándalo" el comercio de armas "que contradice el espíritu de fraternidad de los Juegos Olímpicos que apenas han comenzado", pero no comentó la ceremonia de apertura.