"Unamos nuestros corazones y nuestras fuerzas para que los mares y los desiertos no sean cementerios, sino espacios donde Dios pueda abrir caminos de libertad y fraternidad", declaró el Papa Francisco en la audiencia general del 28 de agosto de 2024. Suspendiendo su ciclo de catequesis, el Papa pronunció una reflexión de gran densidad política sobre los migrantes que tienen que atravesar mares y desiertos.
"Las rutas migratorias actuales están marcadas a menudo por travesías de mares y desiertos que, para demasiadas personas, resultan fatales", dijo el Papa a los fieles reunidos en la plaza de San Pedro. Recordó una vez más que el Mediterráneo, "lugar de comunicación entre pueblos y civilizaciones, se ha convertido en un cementerio".
"La tragedia es que muchas, la mayoría de estas muertes podrían haberse ahorrado", lamentó Francisco, denunciando con firmeza las políticas restrictivas contra los migrantes.
"Tenemos que decirlo claramente: hay quienes utilizan sistemáticamente todos los medios posibles para hacer retroceder a los migrantes. Y esto, en toda conciencia y responsabilidad, es un pecado grave"
Refiriéndose al mandamiento de la Biblia: "No molestarás ni oprimirás al extranjero", el pontífice argentino, hijo y nieto de migrantes, recordó que "el huérfano, la viuda y el extranjero son los pobres por excelencia a los que Dios siempre defiende y nos pide que defendamos".
El Papa se refirió a la situación de los migrantes desaparecidos en el Sáhara, insistiendo en que no se trata de muertes naturales. "A veces son llevados y abandonados en el desierto. En esta época de satélites y drones, hay hombres, mujeres y niños migrantes que nadie debería ver", insistió.
Mencionó la situación de un migrante camerunés, Pato, al que recibió en 2023 en su residencia de Sainte-Marthe y que había perdido a su mujer y a su hija cruzando el Sáhara. "Solo Dios los ve y escucha su grito", insistió el Pontífice, denunciando la "crueldad de nuestra civilización".
Refiriéndose en particular a los naufragios ocurridos en los últimos años en Lampedusa y Crotone, el Papa alabó "los esfuerzos de tantos buenos samaritanos, que hacen todo lo posible para rescatar y salvar a los emigrantes heridos y abandonados en los caminos de la desesperación, en los cinco continentes. Estos hombres y mujeres valientes son el signo de una humanidad que no se deja contaminar por la nociva cultura de la indiferencia y del rechazo", insistió Francisco, advirtiendo que "la indiferencia mata a los migrantes".
"¿Rezáis por los migrantes, por los que vienen a salvar sus vidas, o queréis ahuyentarlos?", preguntó el Papa Francisco, en un contexto de endurecimiento del discurso político sobre la inmigración, especialmente en Europa y Estados Unidos.
"No lo conseguiremos haciendo las leyes más restrictivas, militarizando las fronteras o rechazando a las personas. Más bien, lo conseguiremos ampliando las rutas de acceso seguras y legales para los migrantes", explicó. Volvió a pedir "una gobernanza global de la migración basada en la justicia, la fraternidad y la solidaridad".
El Papa se opone a devolver a los migrantes a Libia
Las palabras del Papa se producen en un contexto particular. En Italia, el gobierno de derechas de Giorgia Meloni ha expresado su satisfacción por el descenso del 65 % en el número de llegadas de inmigrantes ilegales desde el 1 de enero de 2024, en comparación con el mismo periodo de 2023. A este resultado pueden haber contribuido unas medidas más restrictivas en el trato a los inmigrantes y una mayor cooperación con Libia y Túnez. Sin embargo, al mismo tiempo, las llegadas aumentaron un 222 % en Grecia y un 155 % en España, según un artículo de Le Figaro.
El Papa Francisco ha denunciado repetidamente las leyes de inmigración restrictivas, argumentando que solo exacerban o desplazan el problema sin resolverlo. En particular, se ha pronunciado en contra de la devolución de inmigrantes a Libia. Durante el Ángelus del 24 de octubre de 2021, habló de la "violencia inhumana" que sufren los migrantes atrapados en Libia y reunidos en "verdaderos campos de concentración".
En ese momento, pidió "poner fin a las devoluciones de migrantes a países inseguros y dar prioridad a salvar vidas en el mar con instalaciones de rescate y desembarco, garantizándoles condiciones de vida dignas, alternativas a la detención, rutas migratorias regulares y acceso a los procedimientos de asilo".
El desierto, un lugar simbólico en la Biblia
En su catequesis del miércoles 28 de agosto, el Obispo de Roma recordó también que el mar y el desierto son lugares bíblicos cargados de valor simbólico, particularmente en el Libro del Éxodo, con la larga marcha de Moisés y su pueblo hacia la tierra prometida.
"Son lugares de sufrimiento, miedo y desesperación, pero al mismo tiempo son lugares de paso hacia la liberación, la redención, la libertad y el cumplimiento de las promesas de Dios"
Señaló que algunos salmos nos dicen que "para acompañar al pueblo en el camino hacia la libertad, Dios mismo atraviesa el mar y el desierto; no permanece a distancia, no, comparte el drama de los emigrantes, está allí con ellos, sufre con ellos, llora y espera con ellos".