"No se puede salir de la Santa Misa y, ya en la plaza de la iglesia, pararse a chismorrear maliciosa y despiadadamente sobre todo y sobre todos", advirtió el Papa Francisco en el Ángelus del 1 de septiembre de 2024. El Pontífice argentino denunció el "ritualismo" y pidió a los católicos vivir una "fe coherente".
Bajo el calor romano y en vísperas de su viaje de 12 días a Asia y Oceanía, el Papa Francisco se dirigió a la multitud de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro para el rezo mariano del Ángelus. Desde la ventana del Palacio Apostólico, el pontífice de 87 años comentó el Evangelio del día, en el que "Jesús habla de los limpios y los impuros".
Ser puros y coherentes
Para ser puro, explicó el Papa, "de nada sirve lavarse las manos varias veces si luego se albergan en el corazón malos sentimientos como la avaricia, la envidia y el orgullo, o malas intenciones como el engaño, el robo, la traición y la calumnia". Este ritualismo incoherente justificaría "actitudes contrarias a la caridad, que hieren el alma y cierran el corazón", insistió.
Por ello, pidió a los fieles católicos que no calumnien en las plazas de las iglesias después de la Misa. "Tampoco se puede ser piadoso en la oración y tratar con frialdad y distancia a los familiares en casa", ha añadido.
También señaló con el dedo la "doble vida" de aquellos que pueden hacer "algunos gestos filantrópicos" pero que al mismo tiempo cultivan el "odio hacia los demás", el desprecio hacia los pobres o se comportan de forma "deshonesta" en el trabajo.
Como hace habitualmente, concluyó su breve catequesis preguntando a los fieles: "¿Vivo mi fe con coherencia? […] ¿Pongo en práctica lo que digo en la oración en mi cercanía y respeto a mis hermanos y hermanas?"