El 12 de septiembre se estrena en México la película Concepción, un largometraje biográfico de la beata mexicana Conchita Cabrera de Armida: esposa, madre, mística y fundadora.
El filme de 140 minutos fue realizado por iniciativa de Martha Navarro -quien había sentido la inquietud de contar esta historia en el cine desde hace 12 años- bajo la dirección de Alejandro Francés, director de cine católico, quien combinó recreaciones de la vida de Conchita, narraciones tomadas de sus escritos y testimonios de sus hijos espirituales.
Este largometraje fue producido durante cinco años, de los cuales, casi cuatro fueron destinados a escribir el guión.
Para Alejandro el proceso de escribir el guión fue “increíble y muy bonito” a pesar del gigantesco reto que representó contar su historia de manera fiel.
“Conchita escribió más de 65 mil páginas; y dice Mons. Raniero Cantalamessa que pronto va a ser nombrada Doctora de la Iglesia. Entonces, al principio hubo un poco de terror al querer narrar fielmente su figura, sus escritos y su espiritualidad.
Fue algo gigantesco, pero fuimos integrando a grandes expertos, como el padre Carlos Francisco Vera, historiador experto en la historia de Conchita y de todas las personas en torno a ella, o la madre Guadalupe Labarthe, que además de ser una mujer con muchos conocimientos filosóficos, teológicos e históricos, tiene la particularidad de que es sobrina nieta de Conchita y pudo aportar mucho acerca de su familia”.
Gracias a ellos, al resto de expertos entrevistados, las biografías consultadas y los escritos de la beata, el equipo pudo profundizar en su vida y plasmarla en este documental.
Conocer a una beata
Para Janell, la lectura del Diario de una madre de familia fue fundamental. Janell creció en una familia muy cercana a las obras de Concepción: sus padres forman parte de Alianza de amor, y dos de sus tíos recibieron el llamado a ser sacerdotes en la congregación de los Misioneros del Espíritu Santo, por ella fundada; sin embargo, aunque escuchó hablar de ella y conocía su rostro, comenzó a conocerla a partir de este proyecto.
“La verdad es que no tenía ni idea quién era, hasta que empecé con el libro de Diario de una madre de familia y me encantó. Después leí Vicios y Virtudes, y la madre Labarthe me regaló Ante el altar y poco a poco me fui empapando de ella.
Hay cosas que me costaba mucho entender y hasta que lo actué me dio un poco más de luz del por qué hacía todo. Y me inspira mucho como mujer a querer ser como ella”, contó Janell.
Alejandro, por su lado, no sabía nada de Conchita. Inició a conocerla en un convento de las Religiosas de la Cruz, cuando lo invitaron a participar en este proyecto.
“Llegé (al convento) y lo primero que vi cuando llegamos es un templo con las puertas abiertas y un montón de religiosas, todas vestidas de blanco, en profunda adoración a nuestro Señor ahí expuesto. Eso creó un impacto muy fuerte en mí. Después salió la madre Superiora y me habló de Conchita por primera vez”.
Alejandro comenzó a leer sus libros y ver sus fotografías y le impactó la forma en la que ella se comunicaba con Jesús: “Lo primero que dije es ‘yo quisiera tener una relación así con Él’”. A partir de ese momento, decidió no soltarse de ella.
El sufrimiento y la espiritualidad de la cruz
De este conocimiento profundo de Concepción, Janell destaca su admiración hacia ella porque “aprendió, a lo largo de su vida, a aceptar las cruces de su vida y transformarlas en gracias para santificarse y para adorar y alabar a Dios”.
“La enseñanza más grande que me deja a mí, es: en vez de victimizarse, tomarla (la cruz que recibimos) y, en vez de cargarla, es abrazarla, como ella lo hace. Yo creo que eso es lo principal que deja en mi corazón”.
Alejandro añade que “la forma de percibir el dolor en la vida, o las dificultades, cambia radicalmente con esta espiritualidad que se llama espiritualidad de la Cruz” y este testimonio de Conchita puede transformar toda nuestra vida.
“Uno puede descubrir que la experiencia del amor pasa por la cruz, pasa por las pruebas y dificultades y tenemos que ir aprendiendo que, en vez de a reaccionar con miedo, o evitarlo, o correr ante cualquier cosa que nos produzca dolor, de hecho estas son las mejores oportunidades que tenemos para crecer en el amor: en el amor a Dios y en el amor al prójimo”.
Concluye Janell Fajer que el testimonio de Conchita “es de mucha enseñanza y un regalo, no solo para México, sino para el mundo, para las mujeres y para todas las personas: ser luz en medio del dolor y entender el dolor”.
El director, Alejandro Francés, concluye con el deseo de que las personas que acudan a ver la película tengan un encuentro profundo con Dios, a través de Conchita, y que encuentren en ella a una gran hermana, aliada y madre espiritual.
“Pueden agarrarse de ella para que, en su camino hacia la santidad, tengan esa fuerza y ayuda extra, para poder llegar con éxito a ese momento”.
Película Concepción
Para saber más sobre funciones en cada estado de la república puede consultarse su página web y redes sociales, donde también estarán compartiendo más sobre la película.