El próximo 3 de julio cumpliré 60 años, quién podría imaginarlo, y celebro el don de la vida, agradecido con Dios.
Me brota muy hondo del alma este bello salmo (107):
“¡Den gracias al Señor porque él es bueno, porque es eterna su misericordia!”
Dios ha sido misericordioso conmigo y sé que contigo también.
Por algún motivo hoy me llené de remembranzas y recordé el pasado, cuando era un niño inocente, los años del colegio Paulino de san José y las monjas franciscanas que nos hablaron del cielo. En esos días el pecado no formaba parte de mi vida. Todo era bueno y puro. Sabía que Jesús me esperaba en el sagrario, no necesitaba más para estar contento.
Escucha aquí: “El sagrario de mi infancia”
Con el pasar del tiempo creció en mí la inquietud de escribir. Quería lograr una obra que trascendiera. Esa era la meta. Y empecé a transitar este camino, publicando relatos cortos, libros de cuentos… En esos días me topé con Vida, quien ahora es mi bella esposa. La vi y supe inmediatamente que ella era la que estaba esperando. Nos casamos felices y formamos juntos una familia.
Siempre me sonrío cuando alguien me dice: “Seguro por los libros que escribe, usted no ha pasado paramos en la vida”. Si supiera. He conocido la adversidad, la persecución, el dolor y a la vez, el amor de una esposa y de mis hijos y nieta. El apoyo constante de mi familia, mi mamá y mis hermanos. Los cuidados maternales de la Virgen María y por supuesto una gran amistad que surgió en la infancia, mi amigo Jesús.
Debemos amar en cada momento, sobre todo a los que nos han causado un daño. Perdonar y amar. He aprendido que las injusticias se vencen con el amor.
Dedico mis días a mi familia, a dar paseos con mi esposa y escribir. Disfruto mucho cuando salimos por un buen café y panecillos con mermelada. Descubrí que la felicidad está en las cosas sencillas de la vida.
¿Por qué empecé a publicar artículos y libros sobre mis experiencias con Jesús?
Es tan simple que parece irreal. Yo que soy una persona testaruda, voy una mañana al sagrario, me arrodillo y converso con Jesús. No sé cómo se me ocurrió semejante locura, pero le pregunté: “¿Qué quieres de mí, Señor?”
De pronto escucho en mi interior esta voz dulce y clara que me pide:
“Escribe, deben saber que los amo”.
Si me conoces, puedes imaginar que me quedé de una pieza. Me inquieté mucho y volví a preguntar: “¿Qué quieres de mí?” y por respuesta otra vez: “Escribe, deben saber que los amo”.
Me retiré muy sorprendido sin saber qué pensar. Pero al final me dije:
“Por Jesús, lo que sea”.
Por supuesto, hice un trato con Jesús antes de empezar. “Yo escribo, Tú toca los corazones y haz el resto”. Y vaya que lo hecho fenomenal.
Los libros se encuentran traducidos a varios idiomas. Están disponibles en el portal de Amazon y en librerías alrededor del mundo. ¡Es genial!
Sé que soy un simple pecador, por eso cuando alguien me escribe o me cuenta lo bien que le fue al leer uno de mis libros, tengo el cuidado de enviarlo enseguida al sagrario para que agradezca a Jesús.
“Fue Él”, le digo, “todo se lo debes a Jesús”.
Hoy celebramos la esperanza, el amor de Dios, la amistad de Jesús, y lo maravillosa que es la vida en familia.
“Gracias Señor por la vida, mi familia y por enseñarme a amarte”.
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Te dejo un video lleno de alegría y entusiasmo.
¡Dios te bendiga!
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