Me encanta ir los domingos en la madrugada a un bello oratorio en el Santuario Nacional del Corazón de María, en Panamá. Allí tienen el sagrario. Y en el sagrario está Jesús. Es como un llamado: “Venid adoradores… adoremos a Cristo redentor”.
Como a esas horas sólo estamos Él y yo, tenemos largas charlas, y largos silencios, y momentos de oración. Le adoro como mi salvador y lo abrazo como mi amigo. Sé bien ante quién estoy, el Rey de reyes. De pronto me brota a los labios una canción eucarística:
“Honor y gloria a ti Rey de la Gloria… Amor por siempre a ti, Dios del amor”.
https://www.youtube.com/watch?v=T6mFYXxJie4
Estos encuentros con Jesús ante el sagrario me han cambiado la vida. Me ayudan a ser consciente de mis pecados y cuánto ofenden a Dios. Me permiten comprender el amor inmenso que Dios nos tiene. Sobre todo, puedo discernir lo que Dios espera de mí, el camino que debo tomar y cuánto valora nuestra amistad. Por eso les comparto estas experiencias.
He descubierto un tesoro inagotable y quisiera compartirlo contigo. Si tuviera un megáfono podría pararme en una concurrida avenida y decirles a todos: “Jesús está vivo en el sagrario. Vayan a verlo”.
¿Recuerdas que te comenté sobre esta dulce ancianita que a veces me telefonea? A esta edad, en que muchos de sus amigos y conocidos han partido, se sentía sola y sufría. Tuve el acierto de enviarla con Jesús, el médico de las almas, y el amigo grande de la humanidad. Ayer me telefoneó de nuevo. Estaba emocionada.
“Quería saludarlo señor Claudio. Sabe, a veces me siento muy sola. Es muy triste cuando uno llega a esta edad sin tener a quien recurrir. Pero ya no me siento tan sola ni triste. Sé que soy valiosa para Jesús Sacramentado, sé que le importo, que me ama y me espera emocionado en el sagrario. Cuando lo visito el tiempo pasa sin que me dé cuenta, el tiempo vuela a su lado. Y soy feliz. Es como si Jesús me dijera en cada visita: “Aquí estoy. No tengas miedo”. Escriba sobre esto, para que otras personas como yo, que estén pasando un momento difícil, lo sepan. No estamos solos. No deben estar solas ni tristes, con un amigo como Jesús. Él es maravilloso. Lo es todo para mí”.
Jesús está vivo en el sagrario. ¡Nunca lo dudes! He visto tantos milagros, personas transformadas, vidas restauradas.
Qué gran amigo eres Jesús, que nos amas a pesar de lo que somos y hacemos.