Hoy me tocaba cambiar el agua de mi pecera. Mi esposa Vida se dio cuenta y puso en “estado de alerta” la casa. Sabe que soy un poco desordenado y me pidió que no ensuciara.
Como sabes, me encanta reflexionar, pensar en Dios. Y me pregunté qué podría enseñarme una pecera, de Dios.
Desde niño, busco a Dios. He aprendido a ver a Dios en las diferentes circunstancias que me rodean, en todo. Lo veo a mi alrededor: en mi familia, el trabajo, las dificultades, la adversidad, los triunfos, las personas, la naturaleza.
La santa Biblia nos dice algo que te deja reflexionando. Es para pensarlo por horas. “En Dios vivimos, nos movemos y existimos”. (Hechos 17, 28)
Me quedaba pensando: “¿Cómo es esto posible?”
Un sacerdote amigo me explicó: “La tarea de todos es hacernos más conscientes de esa presencia de Dios.”
Una simple pecera me hacía entender esta realidad. Imaginé que somos como esos peces que nadan en el agua.
Los peces viven y se mueven en el agua, nosotros en Dios. Así de simple. Nos movemos en su Amor, su ternura, su gracia.
Soy un mortal, limitado, que aspiro a saber más de Dios. No me pidas un pensamiento elevado para explicarlo de otro modo, lo veo con simpleza.
Dios nos ama, es nuestro Padre y nos da la vida como un don especial. Él sustenta nuestras vidas.
Dios es infinito, omnisciente, misericordioso, omnipresente, eterno… Nunca podremos comprender tantos misterios. Nos basta saber que Dios es Amor. Y que nos ama.
Sé que, conociéndolo más, también lo amaré más. Imposible no amar a Dios cuando lo conoces y experimentamos su amor y su Misericordia.
¿Cómo lograrlo? Por medio de la gracia. Ella nos acerca a Dios y nos abre las puertas para estar con Él.
“No sabéis que sois santuario de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?” (1 Corintios 3, 16)
Mientras buscaba información aprendí una palabra medio complicada que me ha dejado maravillado: “Inhabitacion” de la santísima trinidad en el alma”. Su significado me dejó maravillado “se llama “inhabitación trinitaria” al misterio por el cual la Santísima Trinidad habita en el corazón de la persona que está en gracia”.
¡Justamente eso es lo que yo anhelo!
He querido vivir en la presencia de Dios, pero no siempre lo he conseguido.
Reflexionar en estas palabras me llena de consuelo. Quiere decir que Dios siempre está con nosotros.
A pesar que nos alejamos, Él nunca se aleja ni nos deja. Por eso no debes temer, no estamos solos.
“Dios es Amor y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él.”
(1 Juan 4, 16)
¡Ánimo! ¡Dios te ama!
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