Hace unos días leí una simpática historia sobre este grupo de investigadores que buscaban el sagrario más antiguo sobre la tierra. Un tesoro espiritual inimaginable, uno de los más grandes tesoros de la Iglesia.
Imaginé una búsqueda por diferentes yacimientos y excavaciones arqueológicas del mundo sobre todo en los santos lugares donde vivió Jesús.
Sería un descubrimiento único en la historia de la cristiandad. Hasta que alguien les hizo comprender. No era tan difícil descubrir este gran tesoro de nuestra Iglesia.
El primer sagrario no es como lo imaginas cubierto de oro, plata y joyas preciosas, ni de madera rustica tallada o marfil.
La primera custodia que llevó a nuestro salvador fue el más puro y digno del universo, La Inmaculada Concepción, su Madre Santísima, la siempre Inmaculada Virgen María.
La Virgen fue el primer sagrario porque llevó en su vientre al Salvador del mundo.
Tuvo el privilegio de ser un sagrario viviente.
Fue una conclusión muy simple.
La más humilde y bella de las creaturas de Dios, fue el sagrario que tantos buscaban.
Últimamente pienso en ello, por la invitación del Papa Francisco a rezar el santo Rosario por el bienestar de la Iglesia. Este rezo cotidiano me ha acercado más a nuestra Virgen Santísima, que otras prácticas de devoción.
Siento a La Madre cercana, madre mía y de la humanidad.
“Qué bella eres María”.
Hace un tiempo estuve en un pequeño monasterio y me sorprendí mucho el entrar a la capilla para rezar ante el sagrario.
El tabernáculo era una imagen tamaño natural de la Virgen y en el pecho tenía como una puertecita que se abría y allí estaba custodiada la Santa Hostia, en el “corazón de la Madre”.
Me quedé un rato en adoración impresionado por la belleza de aquella custodia que me recordaba una simple realidad. A pesar de lo que algunos quieran decir, ella es la madre de nuestro Salvador, por tanto, hay que amarla y rezar a diario el santo Rosario que tanto le complace, porque nos ayuda a recorrer y contemplar la vida de Jesús.
Además, el Rosario es una oración tan sencilla que podemos rezar en cualquier lugar y momento.
A menudo le pido a Jesús, ante el sagrario: “¿Me regalas un poco de tu amor, para amar a tu Madre como Tú la amas?” Y aún hoy, se lo sigo diciendo: “Déjame amar cada día más a tu madre”.
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Aleteia está buscando custodias que tengan la forma de la Virgen María embarazada.
¿Conoces alguna custodia así de hermosa en tu país? Queremos invitarte a enviarnos fotos.
¿Te animas? Nos encantaría recibir fotos de diferentes países. Vamos a publicar las más bellas, aunque seguro todas serán preciosas.
¡Que la Virgen María, nuestra Madre, te bendiga y te guarde!
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Decía don Bosco que nada hace tanto bien al alma como la lectura de un buen libro. Conoces los de nuestro autor Claudio de Castro? Son Vitaminas para fortalecer el alma.
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