8:30 pm
Le pedí a mi esposa Vida que me ayudara a escribir este blog. Deseaba algo especial. Luego de tantos años de casados en ocasiones me agrada tomar sus ideas y compartirlas. Salió con mi hija Ana Belén y al rato me telefoneó:
—Ya tengo las ideas para tu artículo. Son dos pensamientos que me gustan mucho.
Busqué un lapicero y las anoté.
1. “Qué tristeza perder la eternidad por un poco de tierra”.
Desde que tengo memoria mi esposa Vida repite esta bella frase que alguna vez leyó. Suele compartirla y comentarla con personas a las que encuentra en el banco, la Iglesia, en el supermercado.
A mi edad, después de ver a tantas personas partir hacia el Paraíso, sabes que en esta tierra nada es permanente, todo pasa, incluso nosotros. Por tanto debemos fijar nuestras miradas en lo que trasciende, la eternidad.
Me ha recordado aquellas maravillosas palabras del Evangelio:
“No junten tesoros y reservas aquí en la tierra, donde la polilla y el óxido hacen estragos, y donde los ladrones rompen el muro y roban. Junten tesoros y reservas en el Cielo, donde no hay polilla ni óxido para hacer estragos, y donde no hay ladrones para romper el muro y robar. Pues donde está tu tesoro, allí estará también tu corazón.” (Mt 6, 19-21)
Es verdad, el dinero ayuda. Pero que no sea el motivo de tu vida.
Llénala de valores humanos. Perdona. Ama. Busca a Dios. Reza.
Hay tantos motivos maravillosos para vivir.
La segunda frase la vemos los domingos en una parroquia a la que nos agrada ir. Tienen una imagen de santa Eufrasia. En las manos sostiene un libro abierto en el que puedes leerla:
2. “Un alma vale más que un mundo” .
Éste es bellísimo. Me encanta. Cuando una persona me hace daño de alguna forma, en lugar de llenarme de rencores y odios, amo y recuerdo:
“Tiene un alma que debe ser salvada”.
Nos invita al amor.
Debemos amar a todos.
Tú que lees estas palabras sabes a quién me refiero.
Es hora de llenar el mundo con amor.
“Yo no tenía grandes talentos, ni tampoco riquezas. Solo he amado. Pero he amado con todas las fuerzas de mi alma…” (Santa María Eufrasia Pelletier)
Los dejo con este bella oración a Jesús Sacramentado. Dios les bendiga.