Te lo he contado, mi papá era hebreo, igual que mi familia de Panamá. Tengo primos rabinos. Haber crecido con ambas culturas me ayuda a conocer mejor a Jesús.
Curiosamente recuerdo a mi papá en estos días porque solía sentarse con nosotros frente al Nacimiento que armábamos en familia y felices cantábamos Villancicos.
Recuerdo como si fuera ayer que nos apura para que no lleguemos tarde a la misa de Navidad. Él también vendría con nosotros.
El Belén, también llamado Nacimiento, Pesebre o Portal, “es la representación material de las escenas del nacimiento de Jesús y de la visita de los Reyes Magos.” Para mí, el Nacimiento está lleno de ternura y esperanza, de maravillosos recuerdos.
Leí que la Nochebuena de 1223 San Francisco de Asís decidió reproducir el nacimiento en Greccio, un pueblo italiano. Fue un nacimiento en vivo ayudado por los residentes del lugar. San Francisco, el gran enamorado de Jesús tenía la ilusión de verlo con sus ojos. Se cuenta que uno de los pastores vio asombrado en ese nacimiento al mismo niño Jesús, lo cual les llenó de profunda alegría.
Es impresionante, en diciembre del 2019 el Papa Francisco se trasladó a ese pueblecito, santuario del Pesebre y firmó allí la carta apostólica: Admirabile signum, sobre el significado y el valor del Belén.
“El hermoso signo del pesebre, tan estimado por el pueblo cristiano, causa siempre asombro y admiración. La representación del acontecimiento del nacimiento de Jesús equivale a anunciar el misterio de la encarnación del Hijo de Dios con sencillez y alegría. El belén, en efecto, es como un Evangelio vivo, que surge de las páginas de la Sagrada Escritura.
Tenemos la costumbre de poner en nuestros belenes muchas figuras simbólicas, sobre todo, las de mendigos y de gente que no conocen otra abundancia que la del corazón. Ellos también están cerca del Niño Jesús por derecho propio, sin que nadie pueda echarlos o alejarlos de una cuna tan improvisada que los pobres a su alrededor no desentonan en absoluto. De hecho, los pobres son los privilegiados de este misterio y, a menudo, aquellos que son más capaces de reconocer la presencia de Dios en medio de nosotros”.
La tradición cristiana nos indica que no deben faltar el niño Jesús, la virgen María, san José, los tres reyes magos, la estrella de Belén, la mula y el buey…. Se adorna con otras imágenes populares de la época.
Cada figura o personaje en el Nacimiento tiene un simbolismo especial, representa algo importante. Y en conjunto representan la esperanza, un mejor mañana, la humildad, la certeza de un Hijo prometido a toda la humanidad para nuestra Redención.
¿Te gustaría compartir tu Nacimiento con nosotros? Toma una foto y envíala. Nos ilusiona verlo, pensamos en tu esfuerzo en familia, la dedicación por armarlo con tanto cariño y el amor por ese Niño Dios que ha de nacer.
¡Dios te bendiga amable lector!