En este momento a las 11.30 pm. Estoy terminando de leer tu libro El Sagrado Corazón de Jesús, es bellísimo. Sabes, mi madre siempre nos enseñó la jaculatoria del Sagrado Corazón de Jesús. Ella tenía un cuadro precioso del Sagrado Corazón de Jesús en la cabecera de su cama y aún sigue allí, aunque mi madre ya no está.
Me fascinó este libro, al igual que el otro llamado: EL SAGRARIO.
Con ese libro me pasó algo maravilloso.
Empecé a leer El Sagrario una semana antes de la cuaresma y me enamoré tanto de Jesús Eucaristía que me propuse ir todos los días de la cuaresma a visitar al Santísimo, aunque fuera 15 minutos, pues así lo hice. Y ya llevaba como 2 semanas, y de pronto un día tuve que ir a unas diligencias a otra parte que no conocía muy bien el rumbo. Y de pronto me acordé y pensé con tristeza: “Oh ahora no podré ir a visitar a mi Señor, porque estoy lejos de mi casa y porque aquí no conozco ninguna iglesia cerca”.
Salí a la calle, volteé a todos lados buscando una iglesia cercana, pregunté a una persona que pasaba por allí y me dijo que “no sabía”, entonces empecé a hablar con mi Jesús, le dije:
“Señor, perdóname, por ahora no podré verte, pero mañana, sabes que estaré allí, para acompañarte”.
Di la vuelta para regresar a la clínica donde estaba, y en ese preciso momento escuché las campanas de una pequeña iglesita, justo pasando la calle de la clínica donde yo estaba.
El corazón se me quería salir del pecho, de tanta alegría.
Era como escuchar a mi Jesús diciéndome: “Aquí estoy, ven a verme”, y claro, después que paré de llorar, corrí a encontrarme con mi buen Jesús.
………….
Leí este bello testimonio que me llegó hace pocos días y me emocioné profundamente. Es increíble, veo cómo el buen Jesús nos llama desde el sagrario, de formas inimaginables.
Él es muy creativo, ¿verdad?
Me encanta descubrir que nos ama tanto y se ilusiona por cada uno de nosotros. Te llama a ti por tu nombre:
“Ven. Te estoy esperando”.
Este bello testimonio lo he compartido contigo porque me recuerda otros similares en los que el buen Jesús nos pide que vayamos a verlo.
¿Irás?
Si te animas por favor dile:
“Jesús, Claudio te manda saludos”.
No me canso de pedir este favor porque me encanta sorprenderlo desde diversos países. Es mi mejor amigo y quiero tenerlo contento.
¡Dios te bendiga!
………
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