Creo que he te contado algunas de las grandes aventuras espirituales que vivió mi papá con la Madre Teresa de Calcuta y sor María Romero Meneses en Costa Rica.
En casa conservamos recuerdos de esos encuentros extraordinarios, intercambio de notas, fotos, tarjetas.
Una tarjeta en particular de la Madre Teresa está escrita en inglés. Dice: “Sé santo porque Jesús que te ama es santo”.
Al momento de entregarle esas palabras escritas sobre un libro de oraciones, plasmando su firma, viajaban a cientos de kilómetros por hora, en un avión, rumbo a Guatemala.
La Madre Teresa viajaba en la silla pegada a la ventana y rezaba. Mi papá iba al lado de ella, sin poder creer esta gracia y que intercambiaba palabras con esta santa mujer.
Olvidé comentarte que en ese momento, mi papá era hebreo.
En su mesita de noche siempre tenía dos libros que nunca lo abandonaron. La biografía de san Martín de Porres que adquirió en uno de sus viajes al Perú y “LA IMITACIÓN DE CRISTO” de Tomás de Kempis. Dicen que es el libro católico más editado después de la santa Biblia.
Cuando mi papá se marchaba al trabajo tomaba sus libros y los fui leyendo, sobre todo la biografía de “fray Escoba” que tanto me impresionó. Un santo humilde a más no poder, sencillo, al que Dios lo premió con muchos milagros y dones.
Mi papá se convirtió al catolicismo años antes de morir. Siguió conservado esos libros. Me quedé con “La Imitación de Cristo”. Me ayudó conocerlo mejor.
Mi papá padeció un terrible cáncer, sufría y lo ofrecía todo por la salvación de las almas, en silencio, por eso pocos lo notaron.
A veces abro las páginas del libro de Kempis y encuentro frases y páginas subrayadas, que llamaron su atención, aquellas palabras que lo consolaron en sus últimos momentos.
Hay unas en particular que siempre me han conmovido sobre el valor de la cruz y el sufrimiento. ¿Sufres y no comprendes por qué cargas esa pesada cruz? Me gustaría compartirlas contigo.
“…¿por qué temes tomar la cruz, por la cual van al reino? En la cruz está la salud y la vida. En la cruz está la confusión de los enemigos. En la cruz está la infusión de la suavidad soberana. En la cruz está la fortaleza del corazón. En la cruz está el gozo del espíritu. En la cruz está la suma virtud. En la cruz está la perfección de la santidad. No está la salud del ánima, ni la esperanza de la vida eterna, sino en la cruz. Toma pues la cruz, y sigue a Jesucristo, e irás a la vida eterna…”
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¿Conoces las obras de nuestro autor Claudio de Castro?
Son un bálsamo para el alma herida, las personas con dificultades, los que están pasando un mal momento o ven debilitada su fe.
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