Se llama Rosario Arauz, tiene 95 años. Una tarde de un Jueves Eucarístico, se encontraba en adoración, ante la presencia de Jesús Sacramentado. Rezaba y seguía con fervor la Hora Santa presidida por el Obispo. Miraba a Jesús diciéndole que le amaba, que deseaba servirle, amarlo más, estar con Él. De pronto escuchó una voz muy clara y directa, venida del Santísimo que le ordenaba sin rodeos:
“Vaya a la cárcel de Natá, que las privadas de la libertad necesitan la visita de ustedes”.
Lo que ocurrió después fue sorprendente, te impacta.
A los años viajé en auto a Provincias Centrales en Panamá, y llegué a Penonomé, la capital de la provincia de Coclé, para entrevistarla y que ustedes escucharan de sus labios esta sorprendente vivencia, un testimonio de la presencia Real, verdadera, de Jesús en cada Hostia consagrada por un sacerdote.
Humildemente, ruega a los sacerdotes del mundo que nos hablen, durante sus homilías, de la presencia Viva de Jesús en el Santísimo, porque conociéndolo más lo amaran también más.
Cuando me relató esta historia por primera vez, me dejó impactado. Fue ella quien dulcemente me telefoneó una tarde a mi casa para pedirme que escribiera un libro y que ese libro se llamaría: “El Sagrario”. Le pregunté por qué me hizo esta petición y respondió:
“Es que lo veo tan solo cuando acudo en su presencia. Las personas no van porque no saben quién es el que está allí, en los sagrarios del mundo. Si lo supieran esos oratorios estarían repletos, rebosantes de adoradores. Es por eso que le pido a usted que escriba ese libro. Hable de la presencia real de Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar. El libro si lo escribe en la presencia de Jesús, llevará muchas almas a su encuentro y muchos lo reconocerán en el sagrario.”
Escribí el libro como me pidió, en mis visitas a Jesús en el sagrario, y actualmente es uno de los que más me solicitan y más corazones toca.
Pero, sigamos con la entrevista. Ella nos contó:
“He quedado, como comprenderá, muy sorprendida, pero dispuesta a hacer lo que se me estaba pidiendo, sin dudar quién era el que me lo pedía. Por Jesús, haría lo que fuera, incluso aunque nadie me creyera.
Se lo dije a una de mis hijas que estaba conmigo y me hizo un gesto de incredulidad, para que me callara. Al llegar a casa, salió mi otra hija del cuarto y nos decía:
“Vengo indignada, esta mañana he salido de una visita a la cárcel de mujeres y nadie de la religión católica va donde estas detenidas. Esto es un desastre”.
Miré a mi otra hija que estaba conmigo en la Hora Santa y le dije: “¿Te das cuenta?”
Ella se ha quedado admirada. Organizamos todo y así empezamos…”
Los invito a escuchar el resto del testimonio sus propios labios. Ojalá que este vídeo los mueva sus corazones a comprender quién está allí, en los sagrarios del mundo y los motive a amar y estar en la dulce presencia de Jesús Sacramentado, nuestro amado Señor.
Ámenlo mucho. Ámenlo más. Porque Él es el Amor, que se ha dado por nosotros. Vayan a los sagrarios del mundo y adoren y acompañen a Nuestro Señor.
Al terminar de escribirles, muy emocionado, esta historia, me he quedado con una hermosa canción Eucarística en los labios. ¿La conoces?:
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