He pasado una semana cansado, agotado, por tantas cosas que han ocurrido a mi alrededor con esta Pandemia que no deja de hacer estragos. Tantas muertes, familias adoloridas por sus pérdidas.
Hoy hice un alto para buscar una solución a mi cansancio espiritual. Apenas he rezado. Hay días así en los que no encuentras respuestas. De pronto recordé algo que una vez leí: “Cuando rezamos hablamos con Dios. Cuando leemos la Biblia, Dios nos habla”.
Decidí buscar en las Sagradas Escrituras mi respuesta. Busqué mi antigua Biblia y la encontré. Halle una antigua receta espiritual que nos dejó Jesús y a la que no había prestado atención. La he escuchado, pero nunca me detuve a meditarla y reflexionar en ella.
La leí despacio y me di cuenta que había encontrado un tesoro. Y hay un motivo para ello. Es muy sencillo. Las promesas de la Biblia, todas sus promesas se cumplen.
Hace algunos años me dedique a probar las más conocidas, por curiosidad. No sé si es verdad, pero una vez leí que en la Biblia hay más de 3,000 promesas de Dios. Me preguntaba: “¿Serán verdad? ¿Se cumplen esas promesas?” Tomé la primera: “Den y se les dará”. En aquellos días empezaba a publicar mis libros y siempre había personas que me escribían pidiéndome donaciones para diferentes causas.
La verdad es que no me iba muy bien y me costaba mucho dar los libros en donaciones, pero un día quise probar y envié a otro país una caja rebosante, repleta de libros.
Recuerdo cuando fui a correo me me dijeron el monto que debía pagar en estampillas. Casi me echo para atrás, era demasiado, pero las pagué y envié la caja. Recuerdo que al salir del correo hice esta breve oración: “Hice mi parte Señor, ahora te toca a ti”.
Una semana después recibía una donación de una persona que deseaba ayudarme en este apostolado. Era exactamente 19 veces el valor de todo lo que había gastado en esa donación. Luego probé otra promesa y otra y así me fui por un tiempo, y quedé admirado. al comprobar que era verdad, LAS PROMESAS DE LA BIBLIA SE CUMPLEN.
Ahora que lo sabes, te compartiré esta promesa, es una receta bellísima para encontrar descanso en medio de las tribulaciones de la vida. Anótala y compártela
“Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera.” (Mateo 11, 28-30)