Cada vez que escribo sobre el sagrario, recibimos innumerables comentarios y testimonios sorprendentes, bellísimos, sobre la presencia VIVA de Jesús en los sagrarios del mundo.
Se han percatado de quién habita allí. Han experimentado su inmenso amor.
No conozco a nadie que visite con amor a Jesús en un sagrario y salga igual. De alguna forma Jesús lo va cambiando, transformando.
A mí me encanta visitarlo, estar con Él, decirle una y otra vez que le quiero. Que lo es todo para mí.
Observa cuando culmina la comunión en Misa. El sacerdote toma el copón que contiene las hostias consagradas que no fueron consumidas. Lo guarda con gran devoción y respeto en el sagrario.
Allí podemos acercarnos confiados con la certeza que está Jesús Sacramentado.
Me han dicho: “Jesús está en todas partes”.
Respondo: “Me encanta saberlo.”
“¿Entonces por qué vas al sagrario?”
“Porque allí se ha quedado por ti, por mí. Pasa solo la mayor parte del tiempo. Y es mi amigo. ¿Cómo no ir a saludarlo y decirle que le quiero?”
Algunos comentarios que recibo son cortos, sencillos, pero están llenos de sabiduría y me recuerdan una gran verdad:
“Jesús desea que lo amemos”.
Me siento feliz cuando recibo estos mensajes. Porque te das cuenta que cada día más personas comprenden lo más importante, lo que debemos hacer: “Amar”.
Él es santo digno toda gloria y honor. Esta bella canción lo explica mejor que yo, un indigno pecador. Y es verdad, no soy digno. Pero igual continúo escribiendo, publicando mis libros, estos blogs, hablando en la radio, porque no podemos callar las maravillas de Dios.
Debemos ir a cada esquina de este mundo y gritar de ser posible:
“Jesús desea que lo amemos”.
https://www.youtube.com/watch?v=qDLrPY7bArU
Algunos me dicen:
“He pecado mucho. ¿Quién soy para acercarme a esta fuente de gracias, a Jesús en un sagrario?”
Somos todos hijos del Altísimo. Por tanto hermanos. Para Dios eres más importante de lo que puedas pensar. Jesús quiere que te acerques a Él confiando, sin temor, sin dudas.
Sor Faustina escribió en su Diario estas maravillosas palabras de consuelo para los que somos pecadores.
“Que el alma débil y pecaminosa no tenga miedo de acercarse a Mí, ya que aunque tuviera más pecados que grano de arena en el mundo, todos se ahogarán en las profundidades inconmensurables de Mi misericordia”. (Diario, 1059)
Por tanto, no dudes en acercarte a la Misericordia Divina.
Jesús nuestro gran amigo del sagrario, te espera ilusionado.
Cuando vayas, por favor acuérdate de mí y dile: “Jesús, Claudio te manda saludos”.
Dios te bendiga.
………….
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