Una mañana me desperté pensando que me acerco a los 60 años y tal vez debía dejar de escribir y dedicarme a otras actividades que tengo pendientes en mi vida. Por ejemplo, aprender a tocar el violín. Pero nunca he podido.
Al poco rato ocurrió algo que me dejó feliz y sorprendido. Llegué a un hermoso oratorio para saludar al Amor de los Amores, a Jesús mi gran amigo, en el sagrario. En la entrada me encontré con una joven de unos 16 años. Me vio llegar y se quedó esperándome.
Quedé de una pieza cuando la escuché decir:
“Leo sus artículos de Aleteia. Ahora vengo a visitar más a menudo a Jesús en el sagrario. Y me encanta. Mi vida ha cambiado. Cuando estoy con Él, no me quiero marchar. Hay una gran paz en mi alma… Es una experiencia maravillosa. Por favor no deje de hablarnos de la presencia de Jesús en el sagrario”.
Le agradecí sus nobles palabras, sobre todo por amar tanto al buen Jesús. Entré a verlo, le sonreí y le dije:
“Te la sabes entera. Contigo no se puede”.
Jesús me ha conquistado, ¿qué puedo decirte? Todo pierde importancia ante Él.
No tienes idea lo feliz que me siento cuando llego y sé con absoluta certeza que Jesús está allí, esperándome ilusionado.
No pasa un día sin que se alegre y emocione profundamente cuando esa puerta se abre y entras a verlo y lo saludas y le dices que le quieres.
¡Qué grande eres Jesús!
Muchos lectores me escriben para preguntarme qué hacer en diferentes situaciones. La verdad, es que nunca he sido bueno dando consejos. Pero sí sé quién puede ayudarlos y les recomiendo ir a verlo y estar con Él.
“Ve al sagrario y visita a Jesús. Él tiene todas las respuestas.
Una hora diaria ante Jesús te cambiarán para siempre.
¿Qué hacer en esa hora?
Reza el santo Rosario.
Hazle compañía.
Cuéntale tus inquietudes.
Lee un libro de espiritualidad que te ayude a comprender cuánto te ama.
Me encanta recomendar “Historia de un Alma” de santa Teresita del Niño Jesús. Es uno de los pocos libros que disfruto leyéndolo una y otra vez, porque siempre encuentro algo nuevo y maravilloso en él.
En cierta ocasión el profeta Elías se escondió en una cueva y Dios le preguntó: “¿Qué haces aquí Elías?”
Él respondió: ‘”Ardo de amor, celoso por Yahvé…” (1 Reyes 19, 9-10)
Si al verme entrar en ese oratorio me preguntaras qué hago allí, te contestaría emocionado:
“Ardo de amor, por Jesús sacramentado”.
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¿Conoces los libros de nuestro autor Claudio de Castro?
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Te dejo con esta bellísima canción. Y por favor, si lo visitas no te olvides decirle:“Jesús, Claudio te manda saludos”. Dios te bendiga.