Me encontraba en un retiro católico. Sabes que me encanta escuchar a nuestros sacerdotes. A pesar de su humanidad, tienen algo de sagrado, y esa presencia sueles notarla cuando nos hablan de Dios, con una pasión por salvar almas.
De pronto se detuvo, cambió radicalmente el tema y dijo: “Sin la oración estamos perdidos”.
Me hizo recordar las veces que me he distanciado de la oración por los malos momentos, la adversidad, los problemas cotidianos. El mundo te absorbe y consume. Llega un instante en que comprendes que “sin Dios no puedes nada”.
Suelo despertarme temprano para hacer mis oraciones de la mañana. Me gusta rezar antes de iniciar el día y agradecer a Dios el hecho extraordinario de vivir, tener un día más para fortalecer nuestra fe y ganarnos el Paraíso. Pero esta mañana no lo hice. Me levanté pensando en ese problema que ronda mi cabeza y no logro solucionar.
Vida mi esposa, que me conoce bien, me miró y dijo: “Vamos a rezar el Rosario”. Rezamos y de pronto el mundo fue diferente. El problema ronda como una sombra que no se despega, pero todo lo veo más luminoso, diferente. Sé que no estoy solo.
Mi mamá desde niños, solía decirnos a mis hermanos y a mí: “Nunca estarán solos en el mundo, tienen una Madre en el cielo que vela por ustedes”. Me doy cuenta que esto es una gracia al darnos Jesús a su madre, una MADRE.
La oración te acerca a Dios, y fortalece tu humanidad, con las gracias que recibes del cielo.
Yo, que soy un simple laico, casado, con 4 hijos, sé bien que necesitamos las ayudas del cielo, para enfrentar la adversidad y las dificultades de la vida cotidiana. Y esto lo obtienes con la vida sacramental, la lectura de la santa Biblia y la oración.
“Me parece muy importante que antes de hacer una oración vocal (el rosario, los salmos…), dediquemos unos momentos a considerar a quién vamos a hablar, quiénes somos nosotros y qué vamos a decirle o pedir…” (Santa Teresa de Jesús)
Me gusta compartirte estas vivencias, porque veo a mi alrededor muchas personas que, si supieran lo bueno que es nuestro Dios, vivirían diferente, sin tanto apego por lo material, sin esa angustia que les corroe el alma.
Con la oración, en la dulce presencia de Dios, todo lo podemos.
Nunca abandones la oración, esos ratos maravillosos con Dios.
……….
Te dejo con una maravillosa reflexión, no te la pierdas. Es corta y muy edificante. Compártela.
…………
¿Has leído los maravillosos de nuestro autor Claudio de Castro? Son Vitaminas para tu alma.
Te recomendamos su maravilloso libro de espiritualidad, con nuevos testimonios.
¿CÓMO ADQUIRIRLOS?
Si vives en:
En Estados Unidos y LatinoAmérica HAZ “CLIC” AQUÍ.