¡Feliz Año Nuevo amable lector! Te deseo un año santo en el que puedas conquistar tus sueños y anhelos, en el que vivas con Dios en medio y sientas su presencia amorosa en ti y en los que te rodean. Es hora de amar y rezar y ser felices viviendo en santidad.
La vida es tan corta, llena de dificultades y aún así es maravillosa, es un don, una gracia que se nos concede. Dale un propósito, haz que valga, ayuda a todo el que puedas.
Siempre recuerdo la misa a la que fui con Vida, mi esposa, en la que el sacerdote hablaba a un grupo de maestros al finalizar el curso escolar.
“Ustedes ponen exámenes a sus alumnos. Y los califican. Dios tiene un examen que les va a presentar cuando partan de este mundo. Lo bueno es que está compuesto de una sola pregunta. No es un misterio. Ustedes la conocen y también conocen la respuesta. Cuando estén en la presencia de Dios les preguntará, simple y llanamente: “¿Amaste?”
Procura en este nuevo año, amar, “amar a todos, amar de primero, amar aunque no te amen”, como sugería Ciara Lubich, la fundadora del Movimiento de los Focolares.
En Panamá las Iglesias vuelven a estar cerradas para la misa presencial, el Coronavirus se ha tomado las calles, miles de enfermos diarios y más de 4,000 personas han muerto, nos vuelven a encerrar en una cuarentena forzada y aún no llegan las vacunas. Yo sigo orando con insistencia, pidiendo a Dios que se apiade del mundo.
Ayer pude ir a Misa con Vida. Llegamos temprano a la Iglesia.
El oratorio donde está el sagrario se encontraba cerrado, pero las puertas de vidrio te permiten ver el interior y a Jesús Sacramentado, expuesto, a la vista de todos, para la Adoración.
Era el último día de un año muy difícil y doloroso, en el que muchos han perdido seres amados. Me acordé de ti y le recé por tus necesidades, tu familia, tus sueños e ilusiones. “Señor, bendice a los lectores de Aleteia”.
Me quedé un rato en contemplación, con una oración en los labios. A final, antes de retirarme y volver a mi banca para el inicio de la santa Misa sentí que me decía estas palabras para ti.
“Diles Claudio que yo estoy con ellos. Y cumplo mis promesas.”
Entonces comprendí: “… yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.” (Mateo 28, 20)
Gracias Jesús por amarnos tanto a pesar de lo que somos y hacemos.
¡Gracias buen Jesús!